Alarma por el aumento de los casos de infarto en los jóvenes
En Estados Unidos algunos estudios señalan que hasta un 20% de los infartos se producen en menores de 45 años
Una mujer sintiendo sus latidos.
En esta una emergencia médica una parte del músculo cardíaco deja de recibir sangre por culpa de una obstrucción de las arterias coronarias, lo que ocasiona la muerte de las células del tejido cardíaco y tiene graves consecuencias para la persona. Esta obstrucción suele deberse a la acumulación de placa que forma un coágulo que bloquea el flujo sanguíneo. El dolor u opresión en el pecho es uno de los principales signos de alarma de esta enfermedad.
Las señales en mujeres son diferentes
Diabetes factor de riesgo.
En las mujeres las manifestaciones de un ataque al corazón pueden tardar más en asociarse con un problema cardíaco al presentarse con sudores fríos, malestar general, dolor en la mandíbula, dificultad para respirar, fatiga, etc. En los pacientes más jóvenes los síntomas de infarto suelen ser más llamativos que en las personas mayores y se inician en la mayoría de los casos con un dolor torácico opresivo en reposo, irradiado al brazo izquierdo, cuello y mandíbula, sudoración, náuseas, vómitos y falta de aire.
Factores de riesgo
El estrés es otro factor de riesgo.
Para prevenir este tipo de accidente cardiovascular resulta fundamental controlar los niveles de colesterol en sangre y también de triglicéridos, que suelen dispararse cuando la persona padece obesidad y la grasa se acumula en el abdomen. Otras condiciones que aumentan las probabilidades de sufrir un ataque al corazón son la tensión arterial alta, la diabetes, el estrés, el consumo de tabaco –en los fumadores el riesgo es de 2 a 4 veces superior que los no fumadores– y de drogas como la cocaína.
Buenos hábitos y una dieta sana y equilibrada
Obesidad infantil.
Muchos de estos factores de riesgo se presentan cada vez a edades más tempranas debido al estilo de vida sedentario, que propicia el sobrepeso, y a una dieta en la que abundan los alimentos procesados ricos en grasas saturadas y una menor adherencia a la alimentación mediterránea (verduras, frutas, cereales integrales y pescados, aceite de oliva virgen extra) de efectos cardioprotectores.
Una dieta sana y equilibrada ayuda a prevenir los problemas de corazón.
Además de incorporar una actividad física regular –lo que disminuye del colesterol, regula la tensión arterial y previene el sobrepeso– conviene someterse a chequeos regulares que evalúen la salud cardíaca como el electrocardiograma, el ecocardiograma y las pruebas de esfuerzo para identificar problemas cardíacos antes de que sea demasiado tarde.
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