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Espiar el móvil de tu pareja ya cruza la línea de lo razonable y aceptable.

Redacción Pronto

El psicólogo Walter Riso lo dice alto y claro: “La verdadera virtud no está en amar, sino en amar bien”. Los celos pueden ser una señal de alerta que nos pone en preaviso, pero también un veneno destructivo. Aunque todos hemos sentido alguna vez esa mezcla de miedo, sospecha y amenaza –¡somos humanos!– cuando se vuelven tóxicos u obsesivos (espías el móvil de tu pareja, la interrogas y compruebas sus coartadas, te entran todos los males cuando sale de cena con sus amigos, etc.), cruzas la línea de lo razonable y de lo aceptable.