Una ONG ayuda a las víctimas más humildes de la DANA: todo lo que hacen
La oenegé Nova Vida lleva años trabajando con el fútbol como elemento integrador para niños de una barriada de Torrent y ahora se han volcado con los afectados por la DANA
Javier Noguera, fundador de Nova Vida.
Con su furgoneta, se desplaza a los distintos puntos de almacenamiento para recoger y distribuir comida y ropa y cubrir las necesidades de los niños de El Xenillet, el barrio más marginal de Torrent, y sus familias.
La mayoría han perdido sus casas, situadas a lo largo del renombrado barranco del Poyo (que se desbordó el pasado 29 de octubre por la DANA), y hacen cola a diario en la puerta del banco de alimentos, que ofrece comida caliente para comer y cenar, además de ropa, calzado y enseres para el hogar. Hablamos con él sobre su bonita labor.
Javier Noguera: "Está habilitado como punto de recogida"
El almacén donde guardan la comida y la ropa que distribuyen.
PRONTO: ¿Cómo surge este banco de alimentos?
JAVIER NOGUERA: Inicialmente, este local lo creamos para conseguir recursos para varios proyectos sociales y, a la vez, los niños de El Xenillet podían canjear unos cheques que les daban en el colegio por buen comportamiento por ropa deportiva. Lo inauguramos el 28 de octubre, un día antes de la DANA, y ahora está habilitado como punto de recogida de alimentos y ropa.
P.: A pesar de la tragedia, has sabido dar un uso muy útil al local.
J.N.: Yo siempre digo que no creamos proyectos, sino que intentamos cubrir necesidades, y de ahí surgen proyectos como este comedor social de comida caliente, que distribuye unos 250 menús diarios en este local, y también repartimos en otros sitios que sabemos que lo necesitan.
P.: Incluso llegáis a localidades de fuera de Torrent.
J.N.: Sí. A nivel de la Comunidad Valenciana, estamos trabajando con seis iglesias evangélicas de poblaciones damnificadas para crear puntos satélite que reciben acopio de alimentos y ropa que les mandamos, y ellos mismos distribuyen a pie de calle. Así multiplicamos por cinco o seis la ayuda.
Casi dos décadas ayudando a los niños más desfavorecidos
Varias voluntarias de Nova vida organizando el reparto de comidas preparadas por la oenegé de José Andrés.
P.: Un alcance muy amplio y necesario.
J.N.: De forma directa, llegamos a unas 1.200 personas a través de esta red. Ahora estamos habilitando una segunda fase, que consiste en la limpieza y adecuación de viviendas afectadas. Incluso contamos con un equipo de expertos especializados en catástrofes, que han venido de Italia.
P.: Este comedor social se crea a raíz de la DANA, pero Nova Vida lleva muchos años dando apoyo a colectivos vulnerables. Cuéntame cómo surge el proyecto.
J.N.: La asociación se creó en 2005 aquí, en El Xenillet, en una pequeña iglesia en la que hacíamos actividades para niños que faltaban al colegio, eran problemáticos... Con el tiempo, abrimos el patio exterior trasero de la iglesia para que pudieran jugar a fútbol. El pacto era una hora de fútbol por una de estudio, con merienda final. ¡Imagínate! El proyecto creció mucho y creamos una escuela de fútbol federada que competía. A partir de ahí, también empezamos a trabajar con las familias, pusimos en marcha un banco de alimentos y una casa de acogida para jóvenes en situación de desamparo y familias vulnerables.
El fútbol como elemento integrador
Un partido de fútbol de los escolares antes de la DANA.
P.: Un proyecto integral, con el deporte como protagonista.
J.N.: ¡Exacto! En 2012, logramos la gestión de un campo de fútbol en desuso y abandonado, que hemos adecuado a nuestro proyecto deportivo. De forma milagrosa, y por unos centímetros, la DANA no afectó a la pista, situada a un lado del barranco. Por desgracia, el temporal se llevó la pasarela peatonal de hormigón que conectaba el barrio con el campo de fútbol.
P.: ¿Y ahora los niños no pueden jugar?
J.N.: De momento, no. No pueden cruzar el barranco, porque ya no hay pasarela, y para llegar al recinto hay que hacer un recorrido bastante largo, y con vehículo. Al lado del campo hay un colegio que no está operativo y han tenido que reubicar a los niños en otro de Torrent. Ahora aprovechamos una sala polivalente del campo de fútbol como almacén de alimentos y ropa que repartimos.
P.: Otra segunda vida a un campo de fútbol que ha resistido el envite de la gota fría.
J.N.: Sí. Realmente es el centro neurálgico de los niños del barrio. No sólo juegan a fútbol, también damos formación, baile, música... La intención es que ocupen su ocio de forma digna y tengan un futuro mejor. Muchos de ellos, de etnia gitana, han logrado sacarse una carrera universitaria y son el relevo generacional de nuestro proyecto.