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Así será nuestro cuerpo por el uso constante de la tecnología

En el año 3.000 estaremos encorvados, tendremos un cerebro más pequeño y las manos como garras.

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Éste es el aspecto que, según un estudio que ha llevado a cabo por TollFreeForwarding –una empresa de telecomunicaciones estadounidense–, tendremos en el año 3.000 por el uso constante de la tecnología. 

De hacerse realidad estas predicciones, la espalda se encorvará, como consecuencia de pasar horas frente a un ordenador, mientras que el cuello se alargará, inclinándose a causa de la postura que ponemos para leer y mirar los móviles, cuyo uso también afectaría a nuestras manos, que adoptarían forma de garra.

 

Además, se aletearía la zona cervical, causando rigidez en ciertas partes de la columna vertebral, y los codos estarían siempre en ángulo de 90º, por la «posición típica del brazo cuando se sostiene el dispositivo».

 

Esta investigación también asegura que los cráneos podrían ser más gruesos, para proteger al cerebro –que se reducirá– de las radiofrecuencias de los celulares.

 

El cambio más sorprendente es que «podríamos desarrollar un segundo párpado para prevenir la exposición a la luz excesiva de los aparatos tecnológicos».