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Un niño con una afectación cutánea y su amigo de juguete

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Para un niño que se siente diferente, no hay nada mejor que descubrir a alguien igual que él. Y, si ese «alguien» puede estar a su lado en todo momento, mejor que mejor. Con esta premisa sobre la mesa, Amy Jandrisevits, trabajadora durante años en la unidad de oncología pediátrica de un hospital de Estados Unidos, tuvo una maravillosa idea. 

Amy empezó a confeccionar muñecos de trapo con las mismas características físicas que los niños que iban a ser sus dueños y le puso a la iniciativa el nombre de «A Doll Like Me» –una muñeca como yo–.

 

«En la unidad de oncología utilizaba muñecas en la terapia de juego para ayudar a los peques a expresarse, pero era difícil convencerles de que ellos eran preciosos cuando no podían verse reflejados en los juguetes con los que interactuaban», recuerda Amy.

 

Así, a los juguetes creados por Jandrisevits les puede faltar una mano, tener manchas de vitíligo, una gran cicatriz en la barriga, o una pierna protésica. Además, respetan el origen étnico de cada niño, algo difícil de encontrar en el mercado. Y es que «todos y cada uno de ellos merecen tener un muñeco que los represente».

 

Como están confeccionados a mano uno a uno, cada muñeco cuesta 88 euros, pero Amy, que ya ha cosido más de 300, ha organizado una campaña de recogida de fondos a través de GoFundMe para ayudar a las familias con menos recursos.