Mera, que así se llama la protagonista de esta historia, es un cruce de mastín tibetano y pastor del Himalaya que ha demostrado ser una amiga más que fiel.
Esta perrita callejera apareció de repente en una expedición que descendía de la montaña Mera (de ahí su nombre), de la cordillera del Himalaya. Desde ese momento, el animal no se separó de Don Wargowsky, un guía americano que adora los canes y con el que se estableció muy rápidamente una enorme complicidad.
La aventura siguió cuando Don tenía que ascender a la cima del Baruntse, un pico de 7.210 metros. Mera no tenía problemas en dormir casi todas las noches en la tienda de su nuevo amigo, arropada con prendas de abrigo. Además, también pudo resistir una noche a la intemperie cuando no quiso descender por una pendiente tras un avance de los sherpas.
Así fueron recorriendo camino hasta que llegaron al último tramo, cuando Don decidió que el can no podía subir. Así que la ató para evitar que les siguiera y continuaron la marcha. Pero, al poco, notaron la presencia de alguien, y era Mera, que prefería acompañarlos a pesar de las duras condiciones.
No necesitó ayuda para llegar a la cima, pero sí para bajar de ella. Fue entonces cuando Don hizo rápel con su amiga.