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Buñuelos de viento

Un dulce tradicional de Semana Santa, los buñuelos de viento combinan la suavidad de su masa con el toque crujiente del azúcar glas, creando un postre irresistible que evoca la calidez de la primavera

Los buñuelos de Cuaresma son un postre típico de Semana Santa.

¿Qué mejor manera de celebrar la llegada de la primavera y la temporada de Semana Santa que con un clásico de la repostería española? Los buñuelos de viento son una delicia irresistible que cautiva con su sencillez y su exquisito sabor.

Esta receta, transmitida de generación en generación, encierra la esencia de la tradición culinaria, ofreciendo una experiencia gastronómica que deleita a jóvenes y adultos por igual.

El proceso de preparación de los buñuelos de viento es todo un arte, que comienza con la elaboración de una masa ligera y esponjosa, obtenida a partir de ingredientes simples como harina, huevos, y mantequilla.

La magia sucede en el momento de la fritura, cuando pequeñas porciones de masa se sumergen en aceite caliente, adquiriendo una textura dorada y crujiente que contrasta con su interior suave y aireado.

Un toque final de azúcar glas espolvoreado sobre los buñuelos recién hechos añade el toque de dulzura perfecto, realzando aún más su irresistible aroma y sabor.

Ya sea como postre para compartir en una reunión familiar o como tentempié para disfrutar en cualquier momento del día, los buñuelos de viento son una verdadera delicia que evoca la calidez y la alegría de la temporada.

No solo son una exquisitez culinaria, sino también un vínculo con nuestras raíces y tradiciones, recordándonos la importancia de saborear los momentos especiales junto a quienes amamos.

Ingredientes
• 250 ml de leche
• 100 g de mantequilla
• 200 g de harina
• 15 g de azúcar
• 4 huevos
• 2 cucharadas de azúcar glas
• un trozo de corteza de limón
• un pellizco de sal
• aceite para freír

Tiempo Total35 minutos

Preparación20 minutos

Cocción15 minutos

Coste

Dificultad

Postre Tipo de plato

Primavera Temporada

4 Porciones

224 kcal /ración Info nutricional

Pasos

  • 01.

    Pon la leche en un cazo con la mantequilla, la sal, el azúcar y la cáscara de limón y dale un hervor. Elimina la cáscara de limón y agrega la harina de golpe.

  • 02.

    Remueve la mezcla con una espátula hasta que la masa se separe de las paredes.

  • 03.

    Retira el cazo del fuego, añade un huevo y mézclalo hasta que esté perfectamente integrado; incorpora los huevos restantes procediendo del mismo modo.

  • 04.

    Vierte pequeñas cantidades de masa con ayuda de una cuchara en una sartén con aceite caliente y dora los buñuelos por todos los lados, dándoles la vuelta con una espumadera. Déjalos escurrir sobre papel absorbente de cocina y, antes de servir, espolvoréalos con azúcar glas.

El truco de Pronto

Preparar buñuelos de viento es mucho más fácil de lo que imaginas.

Un aspecto crucial para lograr unos buñuelos de viento perfectos radica en el proceso de mezclado de la masa. Es fundamental dedicar tiempo y atención a esta etapa, asegurándose de que cada huevo agregado se incorpore de manera homogénea.

Al batir la masa enérgicamente después de cada adición de huevo, se logra una integración completa de los ingredientes, resultando en una textura final más uniforme y esponjosa. Esta técnica permite que la masa absorba adecuadamente los huevos, creando una base consistente que garantiza la formación de buñuelos ligeros y bien cocidos durante la fritura.

Otro truco para perfeccionar la elaboración de los buñuelos de viento es controlar la temperatura del aceite durante la fritura. Es crucial mantener el aceite a una temperatura constante y adecuada, idealmente alrededor de 170-180°C (340-360°F), para lograr una cocción uniforme y evitar que los buñuelos absorban demasiado aceite.

Una temperatura demasiado baja puede provocar que los buñuelos absorban exceso de grasa y se vuelvan pesados, mientras que un aceite demasiado caliente puede hacer que se doren rápidamente por fuera pero queden crudos por dentro.

Mantener un termómetro de cocina a mano y ajustar el fuego según sea necesario garantizará que los buñuelos se frían a la perfección, resultando en una textura crujiente por fuera y esponjosa por dentro.