Cáncer de piel: medidas para prevenirlo
En España se diagnostican anualmente 78.000 nuevos casos de esta enfermedad, cuya incidencia ha aumentado un 40% los últimos cuatro años
Los dermatólogos no dejan de hacer hincapié en la necesidad de aplicarse crema solar con un alto índice de protección y de renovarla cada dos horas y tras cada baño. Pero, la incidencia del cáncer de piel aumenta y se teme que con unos veranos tan prolongados y calurosos así siga.
La importancia de un diagnóstico precoz
Esta enfermedad se produce cuando hay un crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas, algo estrechamente relacionado con una sobrexposición a los rayos ultravioleta que las dañan y alteran. Existen tres tipos: el melanoma, el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular.
La incidencia del melanoma es menor que la del resto, sin embargo, es uno de los más temidos, porque puede causar metástasis cuando no se detecta a tiempo. En este caso los melanocitos, las células que producen melanina (la sustancia que da color a la piel) crecen de forma desordenada. Aunque puede producirse en lunares existentes, es más habitual que se desarrolle a partir de nuevas manchas que aparecen en la piel.
El carcinoma basocelular se origina en las células basales que se encuentran en la parte inferior de la epidermis. Suele manifestarse con un bulto brillante y transparente o una lesión que no cicatriza, sangra o hace costras en las zonas del cuerpo más expuestas al sol como el rostro, la cabeza y el cuello.
El carcinoma espinocelular se produce en las células escamosas de la epidermis y acostumbra a manifestarse con un bultito o un área roja o mancha plana escamosa, que sangra, coge relieve o se ulcera. Aunque estos dos últimos carcinomas son menos agresivos, detectarlos cuanto antes también es determinante para evitar complicaciones y curarlos, en la mayoría de casos, mediante cirugía.
Sólo el 29% de españoles acude a su cita anual con el dermatólogo
Revisión anual
Visitar al dermatólogo una vez al año para que examine todos nuestros lunares, si alguno ha sufrido cambios o han aparecido nuevos es una de las primeras medidas a tomar a la hora de prevenir los cánceres cutáneos. Pero un 37% de españoles no visita a este especialista desde hace más de tres años y sólo el 29% acude a su cita anual.
La regla del ABCDE
Asimismo, es recomendable autoobservarse y estar atentos a signos de alarma como la asimetría de un lunar, sus bordes, su color, el diámetro (los mayores de 6 milímetros presentan más riesgo) y su evolución.
Conoce los factores de riesgo de cáncer de piel
Broncearse en exceso
El moreno es un mecanismo de defensa frente a la exposición solar y nunca hay que abusar de ella. También las cabinas de UVA aumentan el riesgo de cáncer de piel.
Quemaduras solares
Son peligrosas y más en la infancia.
Tener la piel clara
Estas personas, que suelen ser rubias, pelirrojas y de ojos claros se queman rápidamente y son más vulnerables a sufrir lesiones cancerosas en la piel.
Antecedentes familiares
Un 10% de las personas con melanoma tenía familiares (madre, padre o hermano) con esta enfermedad.
Tener muchos lunares
Una piel con más de 50 lunares ha de estar más controlada, así como los lunares de las palmas de las manos o de las plantas de los pies. Los niños pueden presentar manchas de más de 10 centímetros que también conviene vigilar.
Tratamientos con radioterapia
Las zonas que han recibido este tipo de tratamiento pueden sufrir lesiones cutáneas cancerosas.
Cómo proteger bien a los niños del sol
La piel tiene memoria y acumula las radiaciones que recibe. La Academia Española de Dermatología afirma que el 80% de la radiación dañina se recibe antes de los 18 años. Mantenerla a salvo del sol en la infancia y adolescencia es determinante para reducir el riesgo de cáncer de piel.
Colócalos a la sombra
Los bebés menores de un año han mantenerse fuera del sol. Y, en general, conviene que los niños permanezcan bajo toldos o arboledas teniendo en cuenta que, no por ello, están completamente protegidos de la radiación solar.
Las sombrillas tipo iglú son las que mejor evitan el reflejo de ésta procedente de la arena y la hierba. Además, conviene evitar la franja de más insolación: entre las 11 y las 17 horas.
Cubre su piel y su cabeza
Procura que lleven prendas de algodón o de lino de manga larga que absorben la radiación y permiten la transpiración. Ponles gorros de ala ancha que protejan su cabeza y parte del rostro.
Recurre a las camisetas con protección solar
De tejidos tupidos y gruesos, impiden el paso de los rayos solares y ayudan a evitar las quemaduras solares. Escógelas con un alto factor de protección ultravioleta, algo que suele estar indicado en la etiqueta.
Ponles gafas de sol
Han de ser con cristales homologados contra las radiaciones para así prevenir enfermedades oculares en la edad adulta.
Pónsela 30 minutos antes de salir de casa incidiendo en la nariz, las orejas, el rostro, la espalda y los hombros. Renuévala cada dos horas y después de cada baño. En niños mayores de 3 años, opta por fórmulas pediátricas que sean resistentes al agua.
Cuídalos también los días nublados
Las nubes no impiden el paso de los rayos ultravioleta y se necesita protección.
Sécalos tras cada baño
Las gotas del agua aumentan el riesgo de quemaduras y así podrás renovar el protector solar.