Disfunción eréctil: qué problemas de salud esconde

Ante la incapacidad de lograr y mantener una erección lo suficientemente firme como para tener relaciones sexuales se habla de disfunción eréctil, un trastorno sexual que afecta en mayor o menor grado a un 50% de hombres mayores de 60 años.

Pero, además, la OMS alerta de un incremento de esta patología y estima que en el 2025 podría haber 322 millones de hombres en el mundo afectados por este trastorno, lo que supone un aumento de 152 millones en comparación con 1995.

Conoce las causas y qué enfermedades subyacentes puede esconder.

Patologías asociadas a la disfunción eréctil

Enfermedades coronarias

En muchos casos los fallos en la erección reflejan un problema de salud vascular. Así lo confirman estudios como el de la Universidad de Baltimore (Estados Unidos) que siguió cuatro años a 1.914 hombres de entre 60 y 78 años y comprobó que un porcentaje relevante de los participantes que tenían disfunción eréctil padecían también una insuficiencia cardíaca. De hecho, este trastorno se considera un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular mayor que el colesterol y la obesidad.

Según una investigación del "European Male Aging Study" (EMAS), unas erecciones matinales deficientes podrían ser el primer aviso de que la persona padece una enfermedad coronaria, ya que los vasos sanguíneos del pene son más estrechos que los del corazón y se resienten antes que este órgano del déficit de riego sanguíneo.

Diabetes

Unos niveles de azúcar elevados también pueden ser la causa de complicaciones circulatorias que afecten a la erección. De hecho, la disfunción eréctil es tres veces superior en los pacientes diabéticos que en los no diabéticos.

Hipertensión

Es otra enfermedad con la que se vincula la disfunción eréctil por el daño vascular que ésta suele ocasionar.

Síndrome metabólico

Se define como la presencia de obesidad en la zona abdominal, unos triglicéridos elevados, un nivel bajo de colesterol bueno (HDL), la presión arterial alta y el azúcar alto en ayunas. Estos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes pueden lesionar el tejido de las arterias y afectar a la erección.

Apnea del sueño

Este trastorno, que no siempre se detecta, también puede estar detrás de los problemas de erección. En la apnea del sueño la persona tiene paradas respiratorias mientras duerme que provocan faltas de oxígeno repetidas que, si no se tratan, pueden afectar a los tejidos del órgano sexual masculino.

Coronavirus

Se debe al virus SARS- CoV-2. Aunque puede depender de la variante, suele cursar con dolor de garganta, de cabeza, tos, voz ronca, fatiga y molestias musculares entre otros síntomas. Puede haber fiebre y modificaciones en la percepción del gusto y el olfato. Los principales signos de alarma son la sensación de ahogo, el dolor en el pecho y que la fiebre permanezca más de 48 horas.

Bronquitis aguda

En esta infección respiratoria se inflaman los conductos bronquiales y el síntoma más común es la tos productiva que suele empeorar por la noche. Puede haber dolor en el pecho, pitidos al respirar, fatiga, dolor de garganta y fiebre. Se ha de consultar al médico si la temperatura supera los 38 grados y si se siente falta de aire.

Neumonía

Puede dar síntomas similares a la bronquitis aguda, pero, en este caso, la infección afecta al tejido pulmonar. Puede deberse a virus (como el de la gripe o el SARS-CoV-2), a una bacteria o incluso a un hongo. Suele cursar con tos con moco o sin, fiebre, escalofríos, dolor torácico y ahogo. Es importante acudir al médico si sospechamos que podemos tener esta enfermedad y más si hay dificultad respiratoria y dolor costal.

Cómo tratar la disfunción eréctil

Aunque depende del tipo de infección y del estado del paciente, en muchos casos el tratamiento será sintomático mediante fármacos que ayuden a bajar la fiebre, a calmar la tos y el malestar general. El médico puede optar por realizar pruebas como una radiografía de tórax para comprobar el grado de afectación de las vías respiratorias.

También puede considerar necesaria una analítica de sangre y someter a la persona a una pulsioximetría para medir los niveles de oxigenación en sangre. A veces pueden ser recomendables los bronquiodilatadores para ensanchar las vías respiratorias y facilitar la respiración o la oxigenoterapia para mejorar el nivel de oxigenación si los pulmones no están realizando bien esta función. Conviene recordar que los antibióticos no suelen ser efectivos cuando la patología es de origen vírico.