Molestias en la garganta: así puedes ponerles freno
Es uno de los trastornos más frecuentes en esta época del año, y también de los más molestos
Los cambios bruscos de temperatura típicos de esta época del año y los virus y bacterias que suelen haber en el ambiente suponen una agresión que nuestras defensas no siempre pueden afrontar.
Además, la garganta es un órgano especialmente vulnerable, ya que los tejidos que la conforman están muy expuestos a las infecciones. Para combatir los problemas relacionados con este órgano, es importante saber, en primer lugar, el agente que los causa y, en segundo, buscar el tratamiento más adecuado en cada caso.
Problemas en las vías respiratorias
El dolor de garganta no es una enfermedad por sí misma, sino el síntoma de varias dolencias. Éstas son las más frecuentes:
1. Resfriado común
En este caso, el dolor se presenta de forma brusca, acompañado de síntomas como exceso de mucosidad, estornudos, tos, dolores musculares, etc.
Qué hacer. Se puede tomar un analgésico común (paracetamol) para aliviar el dolor y, sólo si hay inflamación, un ibuprofeno.
2. Faringitis
Se trata de una infección bacteriana que afecta la garganta y las amígdalas. El dolor, en este caso, es muy agudo y suele presentarse junto con síntomas como dificultad para tragar, presencia de puntos blanquecinos en la garganta y, en ocasiones, fiebre.
Qué hacer. El médico nos recetará un tratamiento con antibióticos. Es aconsejable, además, aumentar la ingesta de líquidos (agua, zumos caseros de naranja, caldos ligeros, etc.).
3. Amigdalitis (anginas)
Tiene lugar cuando las amígdalas se inflaman debido a una infección vírica o bacteriana, causando dolor y molestias al tragar. También pueden aparecer fiebre, congestión nasal, etc.
Qué hacer. Los antibióticos sólo son necesarios cuando la infección es bacteriana. Si es viral, basta con controlar el dolor con analgésicos o con remedios naturales como el agua caliente con limón y miel, gárgaras con agua salada, etc.
4. Laringitis
En este caso, la inflamación afecta a la laringe, es decir, la parte superior de la tráquea. Suele tratarse de una infección viral que desaparece de forma espontánea en un par de semanas como máximo. Además del dolor, es habitual sufrir una cierta ronquera o bien afonía.
Qué hacer. Por regla general, no requiere tratamiento. Se recomienda no forzar la voz y aliviar la irritación tomando infusiones calientes con miel.
Otros trastornos
Pero no todas las molestias de garganta están relacionadas con los trastornos respiratorios. Hay otras dolencias que también pueden causarlas:
1. Mononucleosis
Si, además, los ganglios están inflamados, no sólo los del cuello, sino también los de las axilas y las ingles, y aparecen síntomas como fatiga injustificada, debilidad... puede deberse a una infección por el virus Epstein-Bar.
Qué hacer. La infección remitirá de forma espontánea, por lo que únicamente se aconseja hacer reposo y tomar analgésicos contra el dolor.
2. Acidez estomacal
Cuando los ácidos del estómagos ascienden hacia la laringe y la faringe debido al llamado reflujo gastroesofágico, irritan su superficie y causan tos seca y sensación de ardor en la garganta.
Qué hacer. Conviene evitar todo aquello que aumenta el riesgo de sufrir reflujo como fumar, comer demasiado, abusar del picante... Si el especialista lo considera necesario, pueden tomarse fármacos antiácidos.
3. Alergia
El exceso de histamina propio de las personas alérgicas también causa irritación de garganta. Si, además, se sufre rinitis, el moqueo constante puede afectar la parte posterior de la garganta.
Qué hacer. Los tratamientos específicos que combaten las alergias (antihistamínicos) ayudarán a reducir las molestias.
4. Enfermedades de transmisión sexual
La práctica de sexo oral con personas infectadas puede provocar una faringitis por gonococos. Además de irritación en la garganta, es habitual padecer síntomas como dificultad para deglutir, fiebre y presencia de ganglios hinchados en el cuello.
Qué hacer. El tratamiento es a base de antibióticos administrados por vía oral y/o inyecciones.
5. Presencia de un tumor
Muy raramente, síntomas como el dolor de garganta y la presencia de ganglios inflamados en el cuello pueden indicar un proceso tumoral. En estos casos, también suele sufrirse ronquera persistente, dolor de oído, expectoración con sangre, etc.
Qué hacer. Ante cualquiera de estos indicios, es necesario acudir a un especialista.
Remedios para aliviar el dolor
Cuando el trastorno no requiere tratamiento farmacológico, la medicina natural nos ofrece una gran variedad de productos para aliviar las molestias.
Infusiones calmantes
Las tisanas de plantas como la salvia, la malva, el regaliz, el tomillo, etc. suavizan la garganta y mitigan el dolor, sobre todo si se les añade miel (preferentemente de eucalipto o tomillo) y unas gotas de zumo de limón.
Gárgaras
Es otro de los remedios naturales más efectivos. Se pueden realizar con agua tibia y sal, vinagre de manzana, infusión de tomillo, etc.
Protectores naturales
El própolis contiene flavonoides, unos pigmentos vegetales que, además de reforzar el sistema inmunológico, actúan como protectores naturales de la garganta. Los complementos dietéticos de equinácea también resultan muy recomendables, ya que alivian el dolor y aceleran la curación de las infecciones.
La mejor prevención
Regula la calefacción
Ponerla demasiado alta no sólo reseca la garganta, sino que, además, al exponernos a un cambio brusco de temperatura cuando salimos al exterior, contribuye a debilitar nuestras defensas y aumentar el riesgo de infecciones.
Bebe abundantes líquidos
Mantén la garganta hidratada con bebidas a temperatura ambiente (ni demasiado frías y ni demasiado calientes). Además de agua, puedes tomar infusiones y caldos, zumos, etc.
No fuerces la voz
Hablar demasiado o en voz muy alta, carraspear con frecuencia, etc. son gestos que suponen una agresión para tu garganta. Si, por tu trabajo, te ves obligado/a a hacerlo, puede ser útil acudir a un especialista para que te ayude a mejorar la utilización de tu voz.
Abriga tu cuello
Es una de las zonas más vulnerables a las bajas temperaturas. Protégela con jerséis de cuello alto, pañuelos, bufandas, etc.