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Herpes labial: cómo reducir la frecuencia de sus brotes

La llamada popularmente "calentura" es una infección viral provocada por el virus herpes simple. Una vez se sufre por primera vez, vuelve a aparecer de forma más o menos continuada aprovechando situaciones de estrés o una bajada de defensas

El herpes labial es muy común y también fácil de prevenir y curar. ¡Te contamos cómo!

G.G

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

El herpes labial se manifiesta con unas ampollas que aparecen en los labios o alrededor de éstos y que, al romperse, se ulceran y forman una costra sobre ellas. Es muy contagioso y tiene su origen en un virus, el herpes simple, con el que solemos convivir desde la infancia. Pero, entonces ¿cómo se explica que haya personas que suelen sufrir calenturas habitualmente y otras no? Porque cuando nos contagiamos la primera vez, aunque se cure, en realidad no desaparece. Sólo permanece inactivo, y en cuanto se produce una bajada de defensas, vuelve a reaparecer. Por el momento, no existe una cura total para el herpes labial, pero sí que se pueden seguir unas normas para mitigarlo y reducir la frecuencia con que aparece. 

Situaciones que incrementan el riesgo 

Origen. El herpes está causado por algunas cepas del virus herpes simple, generalmente las del tipo 1 (virus VHS-1), aunque también puede ser provocado por el VHS-2 (que es el que ocasiona el herpes genital). Este virus se transmite por contacto directo (compartir vasos, cubiertos, toallas, pintalabios, besar...) y la calentura (en los labios, pero también en las mejillas, la barbilla e incluso dentro de las fosas nasales y de la boca) suele aparecer durante los 20 días posteriores al contagio. 

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Síntomas. Antes de la aparición de la ampolla o vesícula se empieza a notar ardor y picor en la zona, que luego se endurece. El herpes se va desarrollando, llenándose de líquido hasta que se rompe y con el tiempo se seca, quedando una costra que se desprenderá en poco tiempo. A menudo se forman agrupaciones de ampollas que se llegan a unir en una y afectan a una zona más extensa. 

Causas. El virus puede permanecer latente sin presentar síntomas hasta que se manifiesta por alguna de estas razones: 

• El frío puede dañar los labios y agrietarlos. El virus aprovecha esta debilidad para desarrollar el herpes. 

• La excesiva exposición al sol y el viento tienen el mismo efecto. 

• Los cambios hormonales durante la menstruación, el embarazo o la menopausia pueden propiciar la aparición del herpes labial. 

• Un sistema inmune debilitado por estrés, cambios estacionales (en otoño e invierno suelen bajar las defensas), tratamientos como la quimioterapia o medicamentos para evitar el rechazo tras un trasplante también lo propician.

Alimentos protectores. Los espárragos, las espinacas, los cítricos o el perejil contienen rutina, un flavonoide eficaz si sufres herpes con frecuencia.

Para prevenirlo y acelerar su curación 

El herpes no se cura y como decíamos, tras la primera infección, puede reaparecer periódicamente (la frecuencia varía según la persona). Como no existe un tratamiento que lo elimine, se trata de evitar las molestias y reducir su frecuencia. 

Hábitos. Morderse los labios o no hidratarlos a menudo también puede desencadenar su aparición. Es importante, además, mantener una correcta higiene de manos para evitar extenderlo por otras zonas o contagiar a otras personas. 

Bálsamos labiales. Los hay preventivos para el herpes, que pueden utilizarse a diario para evitar un brote cuando existe mayor riesgo de que el virus se reactive. 

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Protección solar. Los labios son una de las zonas más expuestas al sol. Se ha demostrado que el uso de protector solar con una base emoliente –que aporta un extra de hidratación– es muy eficaz en la prevención y tratamiento del herpes recurrente. Repite la aplicación de tres a seis veces al día cuando te expongas a factores desencadenantes, como el sol o el viento, y recuerda que la protección es importante en cualquier época del año, no sólo en verano. 

Fármacos. Las pomadas que contienen un antivírico, como por ejemplo el aciclovir han demostrado muy poca efectividad. El mejor tratamiento es con una crema (vía tópica) antiséptica o con componentes astringentes. Para aquellas personas que sufren herpes labiales con frecuencia el tratamiento será más agresivo, pero, eso sí, debe supervisarlo siempre el médico. 

Nuevos tratamientos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja en el desarrollo de vacunas contra los VHS y microbicidas tópicos. Tanto de unas como de otros ya hay varios en fase de estudio.

Extrema precauciones. Si eres propenso, evita las situaciones que pueden desencadenar un episodio de herpes labial, como la exposición al frío y el sol.

Qué hacer y qué no en caso de herpes labial 

No están claros todos los factores que desencadenan la aparición del herpes, pero sí se puede afirmar que las defensas juegan un papel muy importante. 

Seguir una dieta equilibrada 

Una alimentación con carencias pasa factura a nuestras defensas, debilitándolas, lo que hace que el virus pueda replicarse más fácilmente y aparezca el herpes. En cambio, una dieta rica en frutas y verduras te proporcionará las vitaminas (A, C, B y E) y minerales (como el zinc) necesarios para reforzar el sistema inmunitario y prevenirlo. 

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Restarle importancia 

Normalmente no reviste gravedad, pero en algunos casos, en personas con alguna enfermedad grave, pueden aparecer complicaciones, como encefalitis (infección cerebral) o queratitis (infección ocular). Se recomienda acudir al médico si el herpes no se cura en dos semanas, si los síntomas son especialmente graves, reaparece con frecuencia (uno a tres brotes mensuales) o cursa con fiebre o irritación ocular. 

Dormir 7 horas como mínimo 

El descanso nocturno ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y evita así la reactivación del virus. Las investigaciones han probado que las personas que duermen menos de 7 horas al día son tres veces más vulnerables a los virus que las que duermen 8 horas. 

El sedentarismo suma riesgos 

Hacer ejercicio físico con regularidad (3-4 días por semana) reforzará tu sistema inmune y también te ayudará a liberar tensiones, que restan defensas, por lo que el beneficio será doble.     como la quimioterapia o medicamentos para evitar el rechazo tras un trasplante también lo propician. 

5 recomendaciones para actuar cuando aparece 

El contagio puede producirse incluso sin la presencia de las vesículas, aunque el riesgo máximo está entre el momento de aparición de éstas y la fase de costra y curación completa. Por eso, la prevención es difícil y sólo queda tomar medidas para evitar las molestias y acelerar la curación. 

1. No toques la herida. Para no contagiarlo a otras personas o que se infecte, evita tocar la zona, incluso durante la fase de hormigueo, antes de que el herpes haya aparecido. También evita besar a otras personas, y compartir vasos o productos de higiene personal. 

2. Lávate las manos con frecuencia. Este gesto ayuda a evitar el contagio o que se infecte. También es una medida de prevención y es especialmente importante en niños, personas con eccemas o inmunodeprimidas, en las que esta infección puede ser de mayor gravedad. 

Un gesto tan sencillo como lavarse las manos con jabón puede ayudar a disminuir la posibilidad de contagio.

3. Evitar que sangre. Puedes aplicar un poco de vaselina para que la costra se suavice y evitar la tirantez, pero nunca arranques la costra porque, además de doloroso, puede hacer que queden cicatrices. 

4. ¿Remedios caseros? Pueden tener efectos secundarios. Por ejemplo, el alcohol favorece el secado más rápido de las ampollas, pero al mismo tiempo puede resecar la piel y aumentar el picor y las molestias. Y el zumo de limón, aunque tenga cierto poder antiséptico, no es capaz de frenar el avance del virus y su acidez puede provocar gran escozor. Por otro lado, en ningún caso sustituyen al tratamiento prescrito por el médico. 

5. Calmar el dolor. Analgésicos como el ácido acetilsalicílico, el paracetamol o el ibuprofeno pueden ser útiles para reducir el dolor. También se pueden aplicar compresas de agua fresca para aliviar el picor, pero luego recuerda secar muy bien sin frotar.