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Concha Márquez Piquer, cantante folclórica hija de La Piquer

Repasamos la vida de esta gran artista, hija de la enorme Concha Piquer.

Concha Márquez Piquer en un escenario.

Nereida Domínguez

María Concepción Márquez Piquer nació el 31 de diciembre de 1945 en Buenos Aires (Argentina), a donde sus padres, Antonio Márquez, torero apodado Belmonte rubio, y su madre, Concha Piquer, habían emigrado para que la famosa cupletista, que no estaba casada con el diestro, no llevara el estigma de ser madre soltera que le hubieran cargado en la pacata España.

Concha Piquer era entonces tan famosa que la madrina de su hija fue la mismísima Eva Perón. "No olvides que para ti soy una segunda madre", le decía la primera dama.

De vuelta a Madrid en los años 50, estudió en el Colegio de las Madres Concepcionistas y, según explicó, Evita le salvó la vida siendo niña, ya que le envió desde Argentina un medicamento que le curó el tifus que había contraído.

Casada a los 16 años con un torero de leyenda

Con su madre, la gran Concha Piquer.

Concha Piquer solía llevar a su hija a sus actuaciones, por lo que, entre bastidores, Conchita se aprendió el repertorio de las coplas y las canciones que su madre cantaba como nadie. Y decidió que sería también cantante.

Estudió ballet con Conchita Huarte y canto con el maestro Juan Solano y su madre la mandó a estudiar en la School of Drama de Londres. Pero su formación se vio interrumpida porque, cuando tenía solo 14 años, Curro Romero, un torero de leyenda que le llevaba 12 años, se cruzó en su vida.

Lo vio por primera vez en un tentadero en la finca de Domingo Ortega, un veterano diestro toledano, y se enamoró perdidamente de aquel joven. Algo debieron de notar sus padres porque la enviaron a estudiar al extranjero, pero en Semana Santa, cuando estaba de vacaciones, se lo volvió a encontrar en la Feria de Sevilla.

"Me quedé impactada por él, un hombre realmente guapo. Recuerdo que escribía su nombre por todas partes y empezamos a vernos a escondidas", explicó en una entrevista. Nadie conocía su relación, hasta que, en 1961, harta de vivir aquel amor a escondidas, les dijo a sus padres que quería casarse. Estos intentaron evitar por todos los medios aquella boda, por lo que Conchita jugó su última baza: les dijo que, si no consentían, se fugaría con él. Así que accedieron.

Conchita con Curro Romero, con el que se casó en 1962, cuando tenía 16 años.

El enlace se celebró el 22 de octubre de 1962 en los Jerónimos de Madrid, con la iglesia abarrotada de gente. Tras pasar la luna de miel en Lima, donde Curro tenía compromisos profesionales, se instalaron en un piso de la calle General Mola y tuvieron dos hijas: Conchitín y Coral.

Cantante gracias a María Dolores Pradera

Pero la felicidad no duró mucho. Concha descubrió muy pronto que Curro y ella no eran, precisamente, almas gemelas: el torero se iba con los amigos a juergas flamencas y partidas de cartas que podían durar dos o tres días y tenía aventuras con otras mujeres. Mientras el amor se esfumaba a golpe de disgustos, la música entraba en su vida y Concha Márquez Piquer debutó, a los 24 años, en una gala benéfica en el teatro Calderón de Madrid.

"Mis comienzos como cantante se los debo a María Dolores Pradera, que me oyó cantar en una fiesta y llamó a mi madre diciéndole que tenía una voz privilegiada"", contó en una ocasión la folclórica, que recordaba que el día de su presentación ante el público estaba muy nerviosa.

Digna heredera del soberbio timbre vocal de su madre, Márquez logró dominar el tembleque y demostró que cantaba bien. Un año después, el 21 de junio de 1970, hizo su presentación oficial en una gala en el Teatro de la Zarzuela, donde, acompañada por una orquesta de 35 músicos, dio un recital de 20 canciones. Ese mismo año, participó en "Pasaporte a Dublín", programa de TV que elegía la canción que representaría a España en la edición de Eurovisión del año siguiente, pero la ganadora fue Karina.

El sello discográfico Columbia le ofreció grabar varios discos y apareció en una película musical, "Un millón de rosas". En los siguientes años, hizo varias giras actuando en las principales salas de fiesta españolas y, al igual que su madre, dio el salto a América, siendo México el país que mejor la acogió.

En 1979, cansada de las andanzas de Curro Romero, Concha se separó, aunque el divorcio no llegó hasta 1982, al poco de que se aprobara en España la ley que permitía la disolución de los matrimonios. Tras aquel fracaso, Concha no creía que pudiera volver a enamorarse, pero la vida le tenía reservada una sorpresa. En el Casino de Santander conoció a Ramiro Oliveros, entonces uno de los galanes del cine español tras haber protagonizado la serie "La saga de los Rius". "Me pareció un engreído galancito, pero coincidíamos en el sentido del humor", contó.

Concha Márquez con su familia en los Premios Mayte.

A Oliveros le gustó desde el primer momento y no paró de insistir hasta Conseguir que, en febrero de 1982, fueran juntos a los Premios Mayte de teatro. Concha descubrió que aquel apuesto madrileño, cinco años mayor que ella y que había pasado por varias relaciones frustradas, era el hombre de su vida. Se casaron por lo civil, pero no por la Iglesia. Católica a ultranza, Márquez nunca quiso la nulidad de su primer matrimonio. En gran medida por sus fuertes convicciones religiosas –"Yo me he casado ante Dios para toda la vida", decía–, pero, seguramente y sobre todo, porque Curro Romero quería la anulación para casarse con su nueva pareja, Carmen Tello.

Su hija Coral murió en un accidente de coche

Concha Marquez Piquer con sus Hijas Conchitin y Coral.

Todo parecía funcionar perfectamente en lo personal y en lo profesional cuando el 2 de noviembre de 1986 tuvo lugar la mayor tragedia de su vida. Coral, su segunda hija, de 19 años y que estaba en EEUU para perfeccionar su inglés porque quería ser cantante como su madre y su abuela, murió en un accidente de coche en Tennessee. "Iban cuatro en el coche y en una recta se salieron de la carretera. Coral salió disparada por delante y se degolló", dijo Ramiro Oliveros.

Concha explicó que había presentido la desgracia. 'La vi, en sueños, regresar en un ataúd. Me había opuesto de todas las maneras posibles a que hiciera aquel viaje, pero, desgraciadamente, Curro le dio el dinero para que se fuera y no lo pude impedir, porque mi hija era como yo. Cuando decidía llevar a cabo un proyecto, nadie podía impedírselo', contó.

Tras aquella pérdida, la cantante entró en una fase de depresión profunda y pensó, incluso, en quitarse la vida. Por suerte para ella, Oliveros estuvo a su lado más que nunca y se convirtió en su más firme apoyo. Se fueron a vivir a un chalet en una urbanización de Somosaguas y, en 1988, el nacimiento de su tercera hija, Iris Amor, le devolvió las ganas de vivir. Fue precisamente en el bautizo de la niña cuando su madre, doña Concha, todavía con una voz portentosa a los 82 años, cantó por última vez.

Un libro de memorias y otro sobre su madre

Mujer de fuerte carácter y con el mismo genio vivo que su madre, la artista pasó por un momento muy amargo en 1993 cuando presentó, junto con su marido, una querella contra el productor teatral José Tamayo por haber retirado un espectáculo suyo y haberse apropiado de la subvención. Esta batalla judicial supuso la retirada de los escenarios de una Concha Márquez que, en el 2017, presentó sus memorias con el título de 'Yo misma'.

También escribió una biografía sobre la Piquer: 'Así era mi madre'. En los últimos años, experimentó graves problemas de salud, que sobrellevó con discreción, hasta que el 18 de octubre de 2021, tras 35 días ingresada en la UCI del hospital Quirón, falleció por una neumonía. Sus restos mortales recibieron sepultura en el madrileño cementerio de San Isidro, junto a la tumba de su madre.