Alergias de otoño: protégete de ellas y que no afecten a tu salud
Un 20% de la población sufre cuadros alérgicos con la llegada de los primeros fríos y el aumento de la humedad. Conoce los factores que los desencadenan y cómo debes actuar para prevenirlos y aliviar los síntomas
Las alergias son una respuesta exagerada del sistema inmunitario al entrar en contacto con determinados elementos, los alérgenos, que el cuerpo interpreta como una amenaza. Para defenderse, nuestro organismo libera en la sangre grandes cantidades de histamina, una sustancia que produce distintos síntomas.
Los signos más frecuentes de alergia otoñal son la congestión nasal, los estornudos seguidos y frecuentes, mucosidad, picor en la nariz y en la garganta, rojez y lágrimas en los ojos y tos. En algunos casos puede aparecer también asma y la persona sufre cierta dificultad para respirar, opresión en el pecho y pitidos.
Conoce las causas que las provocan
El otoño es una época que favorece la aparición de estos cuadros alérgicos porque, con la bajada de las temperaturas y el mayor nivel de humedad, hay más presencia en el ambiente de algunos alérgenos.
Aumento de los ácaros
Es el motivo más frecuente de las alergias otoñales. En España dos millones de personas son alérgicas a estos microorganismos. Viven en el polvo y en esta estación las condiciones ambientales propician su proliferación en los espacios cerrados.
Hipersensibilidad al polen
Algunas plantas y árboles no polinizan en primavera, sino en otoño y extienden esta sustancia por el aire en el exterior. Es el caso de la ambrosía, del cenizo y el ciprés, entre otros. Se estima que un 10% de la población es alérgica al polen de este último.
Más moho
Esta sustancia puede desencadenar alergias al disponer de más zonas húmedas donde crecer como en las grandes concentraciones de hojas caídas, el cuarto de baño o los sótanos.
Buenas medidas para prevenirlas
Cuando se conoce el agente que desencadena la alergia se pueden tomar precauciones para no entrar en contacto con él, frenarla o impedir que los síntomas vayan a más.
Aléjate del polvo
Es una de las medidas más importantes cuando la alergia otoñal se desencadena por la presencia de ácaros.
Aspira en lugar de barrer
Al contrario que la escoba, el aspirador no dispersa el polvo.
Elimina las moquetas y las alfombras
Son lugares donde los ácaros se acumulan muy fácilmente, así como en los muebles tapizados y las cortinas.
Combatir los ácaros
Dentro de casa, es importante eliminar estos alérgenos quitando el polvo mediante aspiradores con filtro de agua.
Cuida la habitación de dormir
Es aconsejable realizar regularmente una limpieza exhaustiva de esta estancia con un aspirador con filtro de agua que absorbe los ácaros y procurar prescindir de los cabeceros tapizados, de los peluches y de los cojines que se llenan de polvo.
Cubre el colchón y las almohadas con unas fundas especiales a prueba de ácaros y recurre a materiales antiácaros como el látex natural. Además, procura sacudir y ventilar los edredones y mantas cada día y lavar las sábanas con agua bien caliente y sécalas bien antes de guardarlas.
Ventila
Abre las ventanas cada día para reducir la humedad y la proliferación de ácaros. Airea también el cuarto de baño para evitar la aparición de moho.
Aire limpio
Ventilar regularmente y guardar las alfombras y muebles tapizados ayudará a reducir los síntomas de alergia.
Programa bien las salidas
Los días de viento no conviene estar al aire libre cuando la causa de la alergia otoñal es el polen.
Evita la acumulación de hojas secas
En ellas proliferan las esporas de moho y frecuentarlas aumenta el riesgo de alergia.
- Reduce los síntomas
Una buena higiene nasal
El suero fisiológico y los lavados con agua de mar pueden ayudar a aliviar la congestión nasal.
Tratar el picor de los ojos
Aplica gotas calmantes para reducir la irritación.
Visita al alergólogo
Este especialista realizará las pruebas para descubrir el alérgeno que desencadena la alergia y decidirá el tratamiento adecuado. Los antihistamínicos suelen ser un buen recurso para mejorar los síntomas.
Prepara la consulta
Anota los síntomas que padeces y cuando se acentúan, haz una lista de los medicamentos que tomas y, si tienes algún familiar cercano con alergias o asma, informa de ello al médico.
Verdadero o Falso sobre las alergias
Las alergias constituyen un amplio campo de investigación, dado que cada día son más frecuentes entre la población. Es importante conocerlas para prevenir sus síntomas a la vez que aclarar algunos de los mitos que las rodean.
Las vacunas pueden curar las alergias
Verdadero. Las vacunas se utilizan como tratamiento de las alergias para disminuir la sensibilidad del sistema inmunitario a los alérgenos. Es lo que se llama inmunoterapia. En pequeñas cantidades y de manera repetida, se administra la sustancia que produce síntomas hasta que el cuerpo deja de reaccionar contra ella.
Una persona con alergia se resfría menos
Falso. Cuando hay una alergia, el cuerpo produce grandes cantidades de histamina. Recientes investigaciones han comprobado que la histamina puede bloquear la acción protectora de ciertas sustancias importantes para luchar contra los virus como es el interferón.
Las alergias son hereditarias
Verdadero. Existe cierta predisposición genética que favorece la aparición de este trastorno. Tener uno de los progenitores que sufre alguna alergia aumenta en un 40% las posibilidades de sufrirlas. Si ambos padecen alergia, las probabilidades llegan hasta un 70%.
El cambio climático disminuye el riesgo de alergias
Falso. Todo lo contrario. El aumento de las temperaturas originado con el cambio climático ha favorecido una producción de polen durante más meses del año. Además, la contaminación ha desencadenado cambios en él haciéndolo más agresivo e irritante para las vías respiratorias.
Las 5 diferencias entre alergia y resfriado
Los síntomas llegan y desaparecen de golpe
Es algo característico de las alergias otoñales. También la intensidad de los mismos puede variar incluso en diversos momentos del día.
La duración es mayor a 10 días
A diferencia de los resfriados que suelen remitir al cabo de una semana, en las alergias los síntomas pueden alargarse hasta varios meses.
La mucosidad es líquida
En el caso de la alergia la secreción nasal suele ser acuosa, mientras que en el catarro casi siempre aparece una mucosidad más espesa y amarillenta.
Ausencia de dolor muscular
Las alergias raramente se acompañan de este síntoma. Tampoco hay fiebre y, en cambio, en un resfriado suele aparecer el dolor muscular y el malestar general.
Dolor de cabeza esporádico
Raramente la alergia se acompaña de cefalea, mientras que en el resfriado suele ser habitual y se presenta de forma continua.