Joanne Woodward, la mujer de Paul Newman: su interesante vida
Cumple 95 años esta actriz que, probablemente por el Alzheimer que ahora sufre, no recuerda el Oscar y los numerosos premios que ganó por su extraordinario trabajo artístico, que quedó siempre a la sombra de la fama de su marido, el guapísimo Paul Newman

Joanne Woodward
Joanne Gignilliat Trimmier Woodward nació en Thomasville (Georgia, EEUU) el 27 de febrero de 1930. Fue una de los dos hijos de Elinor Trimmier y Wade Woodward, vicepresidente de la editorial Charles Scribner’s Sons. Desde niña quiso ser actriz, estimulada por su madre, que era una cinéfila empedernida.
Tanto que, cuando su hija tenía 9 años, la llevó a Alabama para el estreno de 'Lo que el viento se llevó' y logró sentarla en las rodillas de Laurence Olivier, del que la pequeña se había enamorado platónicamente viéndolo en 'Cumbres borrascosas'. Una historia que ella le recordaría al actor cuando, en 1977, coincidieron en la película de televisión 'Vuelve, pequeña Sheba'.
Joanne Woodward, alumna del mítico Actors Studio

Una imagen de juventud.
Tras su infancia en Thomasville, Joanne Woodward se mudó con la familia a Marietta. Se apuntó al grupo de teatro del instituto, hasta que se fueron a vivir a Greenville (Carolina del Sur), donde se graduó. Tras el divorcio de sus padres, ella cursó estudios en la Universidad de Louisiana, donde siguió con su pasión por el teatro, al tiempo que ganaba algunos concursos locales de belleza.
Decidida a buscarse la vida como actriz, a principios de los años 50 Joanne Woodward se marchó a Nueva York para estudiar en el Actors Studio, cantera de numerosas estrellas de aquellos años.

Joanne, que ganó varios concursos locales de belleza por su rostro y escultural físico.
Tras completar su formación y pulir su fortísimo acento sureño, Joanne Woodward apareció en obras de Broadway y, en 1952, debutó en televisión. Ese mismo año, conoció en un "casting" a Paul Newman, que sería el hombre de su vida. Aspirante como ella a actor, era un joven de Ohio de 27 años que intentaba abrirse paso en la industria. Reservado y extraordinariamente guapo, a Joanne Woodward no le cayó bien al principio, pero el destino jugó sus cartas y ambos fueron seleccionados para el reparto de la obra teatral 'Picnic'.

Una jovencísima Joanne Woodward al inicio de su carrera.
Allí se hicieron muy amigos, hasta que el actor se enamoró locamente de aquella chica libre, inquieta, valiente, moderna, inteligente y generosa y ella se volvió loca por él. Pero había un problema: Newman estaba casado y tenía dos hijos pequeños, Scott y Stephanie. Como él no se decidía a separarse, Joanne Woodward quiso distanciarse (pensando que quizás así lo forzaría a tomar una decisión) y se fue a vivir con Gore Vidal. Se habló de compromiso entre ellos, algo sorprendente porque la homosexualidad del escritor era pública.
Joanne Woodward y Paul Newman, 16 películas juntos

En su boda con Paul Newman.
A mediados de los 50, la carrera de Paul Newman ganó impulso porque, tras la muerte de James Dean, "heredó" su papel en 'Marcado por el odio' (1956), que fue un éxito. Ya había nacido su tercera hija, Susan, pero el matrimonio estaba roto y la pareja se divorció, lo que permitió que Joanne Woodward y Paul Newman pudieran casarse en marzo de 1958. La ceremonia tuvo lugar en Las Vegas después de acabaran el rodaje de 'El largo y cálido verano', la primera de las 16 películas que la pareja haría juntos.

Cartel de la película que le hizo ganar su primer y único Oscar.
Entonces, Joanne Woodward le sacaba ventaja a su marido como estrella. Pese a que Daryl F. Zanuck, mandamás de la Fox, había dicho de ella que era una actriz "sin tetas, sin talento, sin imagen y sin culo", firmó un contrato de cinco años con esa productora y protagonizó con Robert Wagner 'Bésame antes de morir' (1956).
La película fue un éxito, ella estaba estupenda y le proporcionó su primera nominación al Oscar, premio que ganaría por su extraordinaria interpretación en 'Las tres caras de Eva' (1957), papel que habían rechazado otras actrices. Cuando, en 1960, se inauguró el Paseo de la Fama en Hollywood, la primera estrella fue la suya.

Cuando recogió su Oscar en 1959 por 'Las tres caras de Eva', ella tenía más proyección como
actriz que su atractivo marido.
Tras el nacimiento en 1959 de Eleanor, su primera hija con Newman –luego llegarían Melissa (1961) y Claire (1965)–, Joanne Woodward priorizó su vida familiar a la profesional y estuvo unos años retirada. A su vuelta al cine encadenó una serie de fracasos que le hicieron replantearse su carrera, pero sería su marido, en su estreno como director y productor, quien la devolvería al lugar que le correspondía con la película 'Raquel, Raquel' (1968), por la que volvió a ser candidata al Oscar.
Una de cal y otra de arena porque, poco después de aquello, Paul Newman la engañó durante el rodaje de 'Dos hombres y un destino' con la periodista Nancy Bacon. El matrimonio superó la infidelidad, que Paul zanjaría en una entrevista con la famosa frase: "¿Para qué quiero hamburguesas si tengo filete en casa?", a lo que Woodward replicó: "Soy vegetariana, no entiendo de filetes, pero esa frase casi acabó con nuestra relación. Fue una afirmación muy machista".

Dirigida por Paul Newman en ‘Raquel, Raquel’ (1968).
En lo profesional, Paul Newman volvió a darle como director otro de sus papeles estelares: la madre abusiva en 'El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas' (1972). Después llegaría su tercera nominación al Oscar por 'Deseos de verano, sueños de invierno' (1973) y la cuarta por 'Esperando a Mr. Bridge'.
A finales de los 70, coincidiendo con el mazazo de la muerte por sobredosis de Scott, el primogénito de Newman, Joanne Woodward hizo más tele que cine, aunque destacó su trabajo como narradora en 'La edad de la inocencia' y en 'Philadelphia'. En su palmarés, se suman tres Globos de Oro, tres Emmys, un Bafta y un premio en Cannes.
En lo personal, preservó su vida familiar dejando Beverly Hills para irse a vivir a Connecticut y se implicó en la lucha por causas civiles y humanitarias, lo que la llevó, con Newman, a ser investigados por la CIA.
Una compañía de teatro propia

De excursión con su marido y dos de las tres hijas que tuvieron.
Cuando su carrera en las pantallas se fue diluyendo, Joanne Woodward fundó una compañía de teatro, produjo obras y fue profesora de interpretación. Mecenas también de la danza –arte que adoraba– le encantaba coser, hacer punto y cocinar, aunque las salsas las hacía siempre su marido.

En la película de televisión ‘Empire Falls’ (2005), uno de sus últimos trabajos.
Antes de que a Newman le detectaran el cáncer de pulmón por el que moriría en el 2008, dejándola viuda tras 50 años de matrimonio, Joanne Woodward ya dio síntomas de tener Alzheimer.
Tras su última aparición pública en el 2016, la actriz vive apartada del mundo en su casa de Westport, donde ha cumplido los 95 años.