A punto de estrenarse la tercera temporada de «The Crown», la famosa serie de Netflix sobre la reina de Isabel II y su familia, nuestro colaborador, Jaime Peñafiel, tiene algo que contarnos sobre Margarita de Inglaterra.
Y es que, aunque hace unos días que el hijo de Margarita de Inglaterra anunció que publicaría un libro para defender la memoria de su madre, Peñafiel nos recuerda algunas de sus más sonadas aventuras.
«La princesa siempre alardeó de una dejadez desvergonzada de sus obligaciones como segundo miembro de la Familia Real», explica Jaime. Casada con el fotógrafo Anthony Amstrong, «ambos compaginaban su historia oficial con romances oficiosos “ocultos” hasta que, en 1973, el jardinero Rody Llewellyn, de 26 años, conoció a la princesa, de 43. Tres años después, ella se lo llevó a su villa de Mustique, donde un paparazzi les sorprendió desnudos. Cuando las fotos se publicaron, su marido se separó».
Aquí comenzó una nueva vida para ella. En 1978 aterrizó en Marbella invitada por su amiga, Pitita Ridruejo. «Pero no llegó sola, sino acompañada de su amante, con quien se había organizado una desvergonzada “luna de miel” en La Tagala, la villa marbellí de Pitita y Mike».
Pese a que, en principio, a lo largo de ese viaje «deseaban vivir su amor sin que nadie les molestara», una noche decidieron visitar un tablao flamenco. ¡Menuda liaron! Eso sí, para despistar, «Pitita tomó asiento en el tablao entre la princesa y su jardinero. Ella se dedicó al whisky; él, al vino tinto».
«Tres años después, Roddy le confesó que se había enamorado de una muchacha 25 años más joven que ella y que querían casarse. Le pidió a la princesa que fuera su madrina de boda y, lo más sorprendente: ella aceptó. Pero aquella traición arruinó su vida…».