El periodista Carlos Herrera está muy orgulloso de su «niña», Rocío Crusset.
Esta semana, y tras el debut de las gemelas de Julio Iglesias en la gala MET de Nueva York, nuestro colaborador, Jaime Peñafiel, nos habla de los hijos famosos de grandes amigos suyos. Y lamenta cómo, en ocasiones, los vástagos acaban quitando el protagonismo a sus progenitores.
«Últimamente, la sociedad española está siendo invadida por hijos e hijas de famosos», asegura Peñafiel. «Y lo están haciendo con tal fuerza que, incluso, consiguen que nos olvidemos de quiénes son sus padres. Exprimiendo al máximo su mayoría de edad, las gemelas de Julio Iglesias y de Miranda Rijnsburger, Cristina y Victoria, se pusieron de largo y se convirtieron en las verdaderas protagonistas de la gala MET de Nueva York».
Pero ellas no son las únicas que pisan fuerte allí por donde van. «En Sevilla tenía que ser. Rocío Crusset, hija de otro de esos padres que yo amo tanto, Carlos Herrera, paseó su belleza por el Real de la Feria. Con 23 años, la joven se ha convertido en una cotizada modelo en Nueva York. A diferencia de otras hijas de famosos, la bella Rocío optó por esconder sus orígenes –ni el Herrera de papá ni el Montero de mamá– adquiriendo para trabajar el segundo apellido de su padre».
Tampoco podemos olvidarnos de la Casa de Alba: «En el caso de la duquesa de Alba, mi querida e inolvidable Cayetana, no sólo cabe destacar a su hija Eugenia, por haber nacido de su archifamosa madre, sino también a Tana por tantos motivos: su abuela noble; su madre; su padre, Francisco Rivera; su abuela, Carmina Ordóñez; y su abuelo, Paquirri».
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