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Jero García: “Yo no sería nada sin mi mujer”

El exboxeador, que lucha contra el “bullying” con su fundación, acaba de publicar una novela

Jero García.

Jero García posando frente a un ring de boxeo.

José de Santiago / Ivonne García

Popular a raíz de su intervención en el programa ‘Hermano mayor’, Jero García lleva años divulgando en escuelas e instituciones de toda España cómo afrontar y erradicar el "bullying" de las aulas y su lucha se extiende desde la Fundación que lleva su nombre a sus dos gimnasios. Ahora debuta como escritor con ‘Cola de lagartija’ (ed. Temas de Hoy), una conmovedora historia de crecimiento y segundas oportunidades que, según su autor, "te noqueará el corazón".

PRONTO: ¿Cola de lagartija es un personaje real?

JERO GARCÍA: Es un niño de la década de los 70 que va creciendo en un barrio muy peligroso, demasiado bravo, y que tiene carencias afectivas… Y, en un momento determinado, se cruzan cosas en su vida que le transforman.

P.: ¿Es la historia de tu vida?

J.G.: Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Mira, yo crecí en el barrio madrileño de Carabanchel, el mismo en el que vive Cola de lagartija. El personaje representa a todos esos chicos a los que intento integrar en la sociedad.

"Mi mujer es la que me motiva a diario"

Paula, la esposa de Jero, es licenciada en Derecho y Periodismo.

Paula, la esposa de Jero, es licenciada en Derecho y Periodismo.

P.: Echas mano del boxeo, un deporte que supone disciplina y sufrimiento. ¿Esos jóvenes "desarraigados" aceptan esas reglas dejando atrás sus adicciones?

J.G.: El boxeo aplaca esas adicciones. Cuando te equilibras y no las necesitas, te empiezas a formar en valores muy positivos. En mi caso, el boxeo me aportó constancia, disciplina, sacrificio, motivación y pertenencia a un grupo. Y eso es lo que intento dar ahora a esos chicos a los que ayudo. Ellos se sienten desubicados y solos, y gracias al deporte, empiezan a ver un faro en la niebla.

P.: ¿Y son más los éxitos o los fracasos?

J.G.: La educación social es muy desagradecida, pero con que uno de cada diez jóvenes salve su vida, es motivo de orgullo.

P.: Sé que el papel de Paula, tu mujer, es esencial en todo este proceso de redención.

J.G.: Dicen que un hombre, sin una gran mujer a su lado, es un medio hombre. Y yo no sería nada sin la mía. Es la que me motiva y me empuja a diario.

P.: ¿Cuáles son los fines de tu fundación?

J.G.: Evitar la exclusión social, porque en un momento de mi vida me sentí excluido, prevenir la violencia y detectar cuando un niño sufre.

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