Lola Herrera: "He heredado muy buenos genes y he sabido cumplir años"
Veinte años después de trabajar juntas por última vez, Lola Herrera y su hija, Natalia Dicenta, comparten escenario de nuevo
P.: ¿Cómo es la Lola más íntima?
L.H.: Tranquila, consciente del mundo en el que vivo, que no me gusta nada, porque es atropellado, no hemos aprendido nada y las cosas que aprendimos parecen olvidadas.
P.: ¿Te interesa la política?
L.H.: Claro, porque todo es política. Me río de los que se definen como apolíticos.
P.: Tú te posicionas en la izquierda. ¿No es contraproducente para una actriz definirse ideológicamente?
L.H.: Una actriz tiene derecho a expresar sus ideas políticas. Faltaría más. En el escenario es ficción, pero como persona y ciudadana soy de izquierdas de toda la vida.
P.: ¿Y como ves la situación en nuestro país?
L.H.: Hay comportamientos bastante bochornosos… La aparición de la extrema derecha ha contaminado mucho a una derecha que era normal. Es que no se habla, se insulta. No se presentan propuestas, se insulta.
P.: ¿Qué te impulsa a seguir trabajando a estas alturas de la vida?
L.H.: Si trabajas en una mina estás deseando jubilarte, pero en mi caso tengo una profesión que me apasiona, me hace volar, sentir muchas cosas, y esto forma parte de mi vida, mi cuerpo, mi mente, me hace vivir contenta. La edad no existe para una actriz, mientras puedas trabajar pues ahí estás. Hay papeles para todas las edades. Ahora voy a interpretar un personaje en la obra “Camino a la Meca”, se llama Helen Martins…
P.: Y las dos os parecéis en vuestras ansias de libertad.
L.H.: Siempre he tenido esas ansias. Vivimos muy coartados por las cosas que pasan, este mundo es muy egoísta, para que unos tengan libertad y poder, otros no tienen nada. Entonces, no estoy de acuerdo con este mundo, ni como persona ni en general.
P.: En la obra trabajas con tu hija Natalia…
L.H.: No coincidíamos desde hace veinte años. Y estamos muy contentas de compartir un trabajo tan bonito, el reencuentro es muy gratificante para las dos.
P.: Como lo es cuando haces lo propio con tu hijo Daniel.
L.H.: Él había escrito mi obra anterior.
P.: ¿Cuál de los dos se parece más a ti?
L.H.: Tienen cosas mías y de su padre. Son muy buena gente, tienen mucho talento para lo que hacen y son muy amorosos conmigo.
P.: ¿Eres una madre protectora?
L.H.: No. Mis hijos que sean todo lo libres que quieran, puedo no entender algunas cosas suyas, pero las respeto. He tratado de aprender en el camino lo que tengo que respetar de ellos.