¿Por qué está tan disparado el recibo de la luz? Te contamos las razones
El experto en energía Jorge Morales de Labra nos explica las claves del incremento del recibo de la electricidad
Después de meses en los que el precio de la luz ha ido batiendo, día a día, récords alcistas en España, el pasado 8 de marzo la electricidad llegó a pagarse en el mercado mayorista a 700 euros por megavatio hora (MWh), una cantidad nunca antes vista y sencillamente escandalosa.
El altísimo precio que estamos pagando por la electricidad ha convertido el recibo de ese suministro esencial en una amenaza para la economía de consumidores, pequeñas empresas y trabajadores autónomos, incapaces de asumirlo. ¿Cuáles son las razones de este loco incremento?
"El precio de la luz no parece tener límites, pero hasta hace bien poco los tenía", asegura Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial y director de Próxima Energía. "En el pasado era totalmente imposible que se pudiera llegar a esa cifra porque la legislación no lo permitía. Un tope establecía que en el mercado energético la luz no podía venderse a las comercializadoras por encima de 180 euros. El tope ahora es de 3.000", añade este experto en regulación eléctrica.
España compra el gas a Argelia, no a Rusia
Morales asegura que la volatilidad actual tiene que ver, sobre todo, con el funcionamiento del mercado mayorista eléctrico español, al que acuden empresas productoras y comercializadoras para vender y comprar. "Es un mercado marginalista. Eso significa que en la subasta en la que se fija el precio, hora a hora, todos los productores venden al precio de la energía más cara, que es la de la electricidad producida con gas".
Así, aunque "sólo una cuarta parte de la energía comprada se produzca quemando gas, el precio de la energía de esta procedencia determina el coste de todas las demás, pese a que la que producen centrales nucleares, hidroeléctricas o energías renovables son muchísimo más baratas".
España no le compra el gas a Rusia, sino a Argelia, con lo que el suministro está asegurado, pero el aumento de demanda por la pandemia y el cierre de uno de los gaseoductos que proviene de ese país –obligando a traer el gas licuado por mar– ha encarecido muchísimo ese recurso.
"Llevo más de 10 años reclamando que se desligue el precio del gas del de la luz. Ésa sería la solución para que el recibo volviera a los precios de antes", asegura este experto, que ve posibilidades reales de que eso vaya a suceder, aunque Europa todavía no ha clarificado su posición al respecto y falta ver la reacción de las compañías eléctricas, un sector con gran capacidad de influir políticamente.
Adiós a los beneficios caídos del cielo
De hecho, el pasado verano la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, ya avisó a las empresas eléctricas de que iba a acabar con los "beneficios caídos del cielo" (sobreprecio que las centrales baratas obtienen por estar en el mercado marginalista). En cualquier caso, el Gobierno se ha comprometido a bajar el precio de la luz (también de la gasolina y el gas), incluso aunque no tenga el permiso de Europa. Totalmente necesario.
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