Belleza: consigue una piel perfecta
Descubre cómo elegir y aplicar la base de maquillaje ideal según tu tipo de piel para lograr un acabado natural, liso y luminoso
Una base para cada tipo de piel
Para pieles secas, lo ideal son las bases hidratantes con ingredientes como el ácido hialurónico o las ceramidas, que aportan confort y evitan la tirantez.
En cambio, las pieles grasas o mixtas necesitan fórmulas mate, "oil-free" y no comedogénicas, capaces de controlar los brillos y cubrir imperfecciones como granitos o puntos negros.
Si tu piel es sensible, opta por bases minerales e hipoalergénicas que unifiquen el tono sin irritar, corrigiendo las rojeces con pigmentos fotocorrectores.
Las pieles maduras, que suelen ir cortas de hidratación y presentar signos de la edad, se benefician de las bases cremosas y ligeras, que no se acumulan en arrugas ni poros, y con un acabado satinado para lograr un efecto luminoso y rejuvenecedor. Busca ingredientes como el ácido hialurónico, el colágeno o los péptidos reafirmantes, especialmente si quieres una acción antiedad. Para un extra de luz en esos días en que notes la piel apagada, mezcla unas gotas de iluminador líquido con la base o utiliza un aceite facial antes de maquillarte para conseguir un acabado jugoso y uniforme.
La técnica de aplicación también influye en el resultado final. Una brocha es ideal si buscas una cobertura alta y uniforme; una esponja húmeda aporta un acabado fresco y natural, mientras que los dedos funcionan mejor con bases ligeras o cremosas, ya que el calor de las manos ayuda a fundir el producto y lo integra a la perfección.
La hidratación es muy importante para una piel perfecta
Y, para tu maquillaje se vea natural, luminoso y perfectamente integrado, evita errores como aplicar demasiada cantidad. Aunque lo que intentamos es cubrir imperfecciones, en vez de aplicar capas y capas de maquillaje, lo que conviene hacer es elegir una base de mayor cobertura. Recuerda difuminar el producto hacia el cuello para evitar un contraste poco natural y asegúrate de preparar la piel limpiándola e hidratándola previamente. Otro detalle importante es no saltarse la prueba de color. Selecciona el tono correcto probándolo en la zona de la mandíbula, donde no hay rojeces que puedan jugar al despiste.
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