Tres cuartas partes de los ganadores de la lotería tienen mucho menos dinero cinco años después de haber ganado un premio. No es el caso de Silvia Solís Maturano. Todo lo contrario. Esta joven barcelonesa ha sabido gestionar tan bien los 100.000 euros (80.000 tras pagar los impuestos) que le tocaron con un cupón de un sorteo extraordinario de la ONCE en el 2013 que ha conseguido casi un milagro: salir de la pobreza extrema en la que vivía, comprarse un piso, montar su propio negocio y no olvidarse de los que menos tienen en su nueva etapa como empresaria.
Desde hace tres años, Silvia regenta el Espai Solís (Espacio Solís). «Le puse ese nombre porque quería que, además de un bar, fuera un espacio para el barrio, especialmente para los niños. Puse precios populares para que todo el mundo pudiera acceder, incluso los que tengan pocos recursos para que puedan hacer vida en el barrio, socializar y mantener su dignidad», explica.
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