Sarah Ferguson estrena una nueva vida a los 65 años
Sarah Ferguson, la exmujer del príncipe Andrés, con el que sigue viviendo, ha superado el cáncer, ha sido "readmitida" en los Windsor y, más solidaria que nunca, bucea en la literatura
La duquesa abrazada a sus hijas, Beatriz y Eugenia, a las que adora.
Razones no le faltan. A poco de ser abuela por cuarta vez (ya tiene tres nietos por los que bebe los vientos), Fergie se lleva de maravilla con sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, y con su exmarido, el príncipe Andrés, con el que volvió a vivir en el 2004 en la impresionante mansión Royal Lodge.
Con su exmarido en Royal Lodge, la mansión donde viven.
"Somos la pareja divorciada más feliz del mundo", dijo una vez y no mentía. Se llevan genial, se quieren un montón y se respaldan en los malos momentos.
En la presentación de una de sus novelas.
Con el reinado de Carlos III, esta pecosa pelirroja que ha rebajado sus exageradas maneras ha sido rehabilitada en el clan Windsor, donde vuelve a ser una más. En lo personal, Fergie está feliz y no es para menos: ha superado un cáncer de mama (en el 2023 se sometió a una mastectomía y este año le implantaron prótesis en ambos senos) y un reciente melanoma.
Cáncer de mama y melanoma
Sarah Fergusson.
Aunque aún no está oficialmente curada (se somete a revisiones cada tres meses), la enfermedad la ha hecho conectar con su faceta más solidaria. No sólo con sus allegados (su cuñado Carlos y su sobrina Kate), sino con gente anónima que pasa por el duro trance de haber perdido la salud física o la mental.
Sarah abrazada a un adolescente en un evento solidario.
En lo profesional, Sarah Ferguson ha encontrado su sitio como escritora. Además de una colección de libros infantiles que tuvo mucho éxito, escribió un libro sobre la reina Victoria, sus memorias y dos novelas románticas que han tenido buena acogida.
Diana de Gales le presentó a Andrés
De bebé, en brazos de su padre, Ronald Ferguson.
Pero cumplir 65 es una buena excusa para mirar hacia atrás y repasar la vida de esta aristócrata, nacida en Londres, que fue la segunda hija del mayor Ronald Ferguson y Susan Wright, que abandonó a sus hijas para irse a vivir con un argentino, Héctor Barrantes.
La duquesa de York, en su niñez, montando a caballo.
Miembro de la casa Estuardo, el romance de la explosiva Sarah con Andrés de Inglaterra empezó cuando su amiga Diana de Gales los presentó. Se casaron, muy enamorados, el 23 de julio de 1986 y fueron padres. Asediados por la prensa amarilla inglesa que nunca acabó de ver con buenos ojos aquella pareja, anunciaron su separación en enero de 1992 entre rumores de infidelidades por ambas partes.
Mantuvo una gran amistad con Diana de Gales.
El beso en el balcón de Buckingham, el día de su boda con Andrés, no gustó a la Familia Real británica.
Un gran escándalo
Tras su separación, la "cazaron" en toples y con un amante.
Meses después, a Sarah la pillaron en una piscina tomando el sol en toples mientras su contable y amante, John Bryan, le chupaba los pies con sus hijas a pocos metros de distancia. El escándalo fue supino y su relación con los Windsor quedó rota.
Tras un divorcio en 1996 en el que conservó el título y acordó "coeducar" a las niñas con su ex, siguieron los encontronazos de Sarah por otros asuntos con la prensa que, cuando subió de peso, la llamó "duquesa de Pork". Para entonces la relación con su exsuegra, Isabel II, era buena, pero no así con Felipe de Edimburgo, que la detestaba. Luego, se las arregló para recuperar su maltrecha imagen que, poco a poco, pasó de "royal" desterrada a duquesa familiar y entrañable.