Belén Esteban, destrozada, recuerda cómo le quisieron quitar a su hija Andrea
Belén Esteban revive uno de los momentos más duros de su vida al recordar cómo temió perder la custodia de su hija Andrea en 2008

El escándalo en torno a Anabel Pantoja y David Rodríguez, investigados tras el ingreso hospitalario de su hija Alma durante más de dos semanas en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, ha causado un auténtico terremoto mediático. Pese a que la justicia no ha tomado medidas cautelares y la bebé ya está en casa con sus padres, la pareja ha recibido un aluvión de comentarios y especulaciones.
En medio de esta polémica, Belén Esteban, gran amiga de Anabel, no ha dudado en salir en su defensa en 'Ni que fuéramos'. Pero, además, este delicado asunto ha removido en la colaboradora un episodio que aún le duele recordar: el día en que sintió que podía perder a su hija Andrea.
Belén Esteban explica cómo estuvo a punto de perder la custodia de su hija Andrea

Las manos de Belén Esteban y Andrea Janeiro, juntas.
Visiblemente emocionada, Belén Esteban ha rememorado cómo, en 2008, vivió momentos de auténtica angustia. "Yo salí hasta en los telediarios, que decían que me iban a quitar a mi hija", ha confesado con la voz entrecortada.
Belén Esteban, aún conmovida por el recuerdo, expresó: “¿Cómo lo viví? Pues imagínate. Me acuerdo que me llamó Adrián Cornejo y David Valldeperas y me dijeron que tenía que ir a trabajar. Les dije que era imposible porque tenía 400 de azúcar, pero a las 20:00 horas de la tarde les llamé y les dije que, sin cobrar, iba al ‘Deluxe’”.

Fue en ese programa donde pronunció su famosa frase “Ni que fuera yo Bin Laden”, al verse en una situación límite. “Había siete personas que me querían quitar a mi hija. Yo sabía perfectamente de dónde venía. No del padre, sino de otra persona. Imagínate cómo me puse”, ha asegurado Belén Esteban.

Por suerte, aquel episodio quedó atrás y Belén Esteban logró mantener la custodia de Andrea. Hoy, con su hija ya adulta y lejos del foco mediático, la expareja de Jesulín de Ubrique respira tranquila, pero admite que jamás podrá olvidar el miedo que sintió en aquel momento.