Mari Ángeles Grajal: "Mi hijo ha evitado que tenga una grave depresión"
La viuda de Jaime Ostos también ha encontrado consuelo en el trabajo
Jacobo ha arropado a su madre en estas fiestas y ha sido su mejor apoyo desde que enviudó.
Éstas han sido las primeras Navidades de viuda de Mari Ángeles Grajal, que perdió a su marido, Jaime Ostos, quien falleció el 8 de enero del año pasado en tierras colombianas, donde el matrimonio disfrutaba de unos días de vacaciones.
Los recuerdos se agolpan en su mente y es imposible llenar el vacío que dejó en su interior el que fuera el gran amor de su vida.
"Sin Jaime, nada es igual"
"Le tengo en mi mente cada momento y más en estas fechas tan entrañables, que, para mí, desde su muerte, son fatales. Me vienen a la memoria lo felices que éramos disfrutando en familia las Navidades, comprando los regalos, organizando las cenas de Nochebuena y fin de año. Esta Nochebuena la pasé con mi hijo, Jacobo, y parte de mi familia. Todo me da pereza. Sin Jaime nada es igual. Si no fuera por mi hijo y la gente que me quiere, tendría una grave depresión", nos asegura.
El matrimonio estaba muy unido.
PRONTO: ¿Cómo has vivido este primer año de viudedad?
M. Á. G.: Los primeros meses estaba sumida en una nube y el resto del año totalmente desganada y triste. Jaime era mi máquina, me hacía vibrar, estar superactiva, me daba la energía que ahora me falta. Me dejó muy sola… Él era el que organizaba mi vida. Figúrate lo mucho que cuesta hacerse a la idea de que no voy a verle nunca más. Pero hay que seguir adelante, me viene muy bien ir todos los días a mi consulta de la clínica. Tengo la mente entretenida. Son cinco horas por la mañana.
"Venderé el chalet"
P.: ¿Y por la tarde?
M. Á. G.: Cuando vuelvo a casa, se me cae encima. Cada rincón me recuerda a Jaime. Es un chalet muy grande. Tengo la intención de venderlo y buscar un piso en Madrid. Me va a costar dolor y lágrimas.
P.: Jacobo ha tenido problemas con vuestros vecinos por las fiestas que organiza en el chalet.
M. Á. G.: Pero todo lo tiene legalizado, él no hace nada ilegal. Nadie le prohíbe organizarlas.