Los presidentes de EEUU y sus enfermedades secretas
Muchos inquilinos de la Casa Blanca, como Joe Biden, han sufrido dolencias que, a veces, han intentado ocultar y disimular para no perder popularidad
George Washington tenía un tumor muy doloroso
George Washington, primer presidente de EEUU.
La lista de mandatarios con problemas de salud, una cuestión que supone una amenaza para la estabilidad política, comienza con el primer presidente de EE.UU., George Washington, que fue elegido en 1788, y tenía un “tumor muy grande y doloroso” en el muslo derecho que le dificultaba caminar y le hizo pasar varias veces por el quirófano.
Cleveland tenía cáncer, Wilson sufrió varios derrames cerebrales y Eisenhower, un infarto
Grover Cleveland, que escondió que tenía un tumor en la boca.
Peor fue el caso de Grover Cleveland, quien en 1893, al principio de su segundo mandato, anunció que iba a pasar cuatro días de pesca con unos amigos en un yate. Pero, en lugar de eso, Cleveland, al que le habían detectado un cáncer de boca, fue con un equipo de seis cirujanos que le operaron en secreto para evitar que su problema de salud pudiese afectar la delicada situación económica que vivía entonces el país.
Lo único que dijo la Casa Blanca fue que el presidente se había sometido a “una intervención dental de urgencia”.
Otro de los casos más escandalosos que se recuerdan fue el de Woodrow Wilson, que pasó sus dos últimos años de presidente –1920 y 1921– muy enfermo, tras sufrir varios derrames cerebrales, que le dejaron parcialmente incapacitado para desarrollar sus funciones.
A pesar de ello, la Casa Blanca trató de ocultar la realidad y su segunda esposa, Edith Wilson –igual que ha hecho ahora la esposa de Joe Biden–, insistió en que continuara, temiendo que si lo abandonaba, se sumiría en una profunda depresión. Ella, a la que muchos consideraban “la presidenta secreta”, asumió algunas tareas importantes, aunque siempre negó que hubiese “tomado ni una sola decisión sobre cuestiones públicas”.
El presidente Dwight Eisenhower sufrió un infarto en 1955, a los dos años de llegar al despacho oval, que las autoridades disfrazaron llamándolo “un problema digestivo”.
El historiador Robert Gilbert ha explicado que Eisenhower le restó importancia a lo ocurrido, “manipulando a su equipo médico, a sus asesores, protegiendo su imagen y engañando a la prensa”. También le diagnosticaron la enfermedad de Crohn y, en 1957, sufrió una apoplejía sin que renunciara a su cargo, en el que estuvo hasta 1961.
JFK padecía una extraña enfermedad hormonal
El lado oculto de J.F. Kennedy. Aunque su imagen era la de un hombre joven y fuerte, JFK sufría fuertes dolores de espalda y tenía la enfermedad de Addison.
John Fitzgerald Kennedy, el brevísimo presidente, elegido en 1961, a los 43 años, y asesinado en 1963, tenía un historial clínico complicado, que su equipo fue capaz de mantener oculto. Además de dolores crónicos de espalda, a causa de una herida de guerra, e hipotiroidismo, JFK tenía la enfermedad de Addison –cuando se la diagnosticaron le dieron un año de vida–, causada por una deficiencia hormonal y con síntomas como letargo, pérdida de apetito, dolor de estómago y decoloración de la piel.
El doctor militar Lee Mandel, que revisó su historial, asegura que John Fitzgerald Kennedy “tomaba, cada día, 10 fármacos distintos: vitamina C, corticoides, hormonas tiroideas, antieméticos y fármacos para problemas gastrointestinales”.
Ronald Reagan: cáncer y un intento de asesinato
Ronald Reagan, operado dos veces de cáncer.
Ronald Reagan fue otro presidente que tuvo serios problemas de salud. En 1985 le extirparon un pólipo canceroso del intestino y en 1987 se sometió a otra cirugía para extraer tejido canceroso de su nariz.
Pero el peor momento de su mandato se produjo en 1981, cuando sufrió un atentado que casi acabó con su vida. Reagan, que tenía 70 años, sufrió una perforación en el pulmón que le incapacitó hasta que pudo recuperarse. Algo que hizo en tiempo récord, para evitar una invocación formal de sucesión presidencial que le habría apartado del cargo.