El hijo menor de Carlos de Inglaterra y Lady Di se enamoró de África hace casi dos décadas. Aquellas tierras se convirtieron en su refugio tras perder a su madre, en 1997, y en la actualidad, el príncipe Harry reparte sus fuerzas entre su oenegé, Sentebale, y la defensa de la fauna salvaje y, especialmente, de los elefantes, los animales que más le fascinan.