Carmen Carcelén es una mujer ecuatoriana de 48 años, y madre de ocho hijos, que gasta todo lo que tiene en acoger a venezolanos que tratan de llegar a Perú o Chile en busca de una vida mejor. Todos la conocen ya como «mamá Carmela», por su instinto de protección con los necesitados y por su infinita bondad.
Desde septiembre del 2017, su humilde hogar en El Juncal (Ecuador) se ha convertido en una especie de posada donde, sin pedir nada a cambio, da alimentos y refugio a los caminantes en una de las muestras de solidaridad individual más conmovedoras de toda América Latina. «No tengo dinero –insiste Carmela–, pero sí tengo corazón para el que venga».
Durante su primer año ofreciendo asilo, esta valiente mujer que vende frutas en el mercado, llevó un registro con los nombres, lugar de origen y ocupación de sus huéspedes, pero cuando sobrepasó los 8.000 dejó de hacerlo.
Conoce toda esta bonita historia esta semana en las páginas de Pronto.