Tamara Falcó: los detalles más románticos de su pedida de mano
Hubo emotivos discursos e intercambio de regalos de lujo entre los novios
La cuenta atrás para la boda entre Tamara Falcó, de 41 años, e Íñigo Onieva, de 33, ya ha comenzado. Y es que el 22 de abril se celebró la pedida de mano, que marca una nueva etapa para los novios, volcados totalmente en los preparativos del enlace, que se celebrará el 8 de julio.
La fiesta tuvo lugar en la mansión de Puerta de Hierro de Isabel Preysler, donde se reunieron una veintena de familiares de los contrayentes para poder conocerse mejor antes del gran día. Ahí estuvo Carolina Molas, madre de Íñigo, que pudo conversar con calma con su futura consuegra, Isabel Preysler, mientras que Tamara conoció a su futuro suegro, quien, tras divorciarse, se mudó a México y con el que la chef congenió desde el primer momento.
En un ambiente distendido, con música en directo del grupo Third Floor (lo pagó el primo preferido de Tamara, Álvaro Castillejo) y una decoración protagonizada por las hortensias y los lirios, las flores preferidas de la marquesa de Griñón y su madre, se sirvió un exquisito menú, diseñado por la ganadora de ‘MasterChef Celebrity’, que encantó a los invitados.
Antes de esta esperada pedida, los novios disfrutaron de un lujoso viaje a Bali.
Las palabras del padre de Íñigo Onieva
Hubo cuatro discursos: el de Manolo Falcó, hermano de la novia; el de los prometidos, y el del padre de Íñigo, el más emotivo, ya que aseguró que recibían a Tamara "con los brazos abiertos".
En la fiesta también se cumplió con la tradición del intercambio de regalos entre los novios. La marquesa obsequió a su pareja con un reloj de 50.000 euros –ya lo dicen: el tiempo es oro– , y el empresario apostó por una pulsera que es una pieza de joyería única, creada por un tío suyo que es escultor.