La hija del monstruo Pelicot: "Mi padre debería morir en prisión"
Caroline, hija de Dominique Pelicot, rompe su silencio y condena los atroces crímenes cometidos por su padre contra su madre, Gisèle

Caroline Pelicot, hija de Gisèle.
Caroline, hija de Dominique y Gisèle Pelicot, ha ofrecido unas duras declaraciones tras el fin del juicio que condenó a su padre a 20 años de prisión por drogar a su esposa durante una década y permitir que decenas de hombres abusaran de ella. “Mi padre debería morir en prisión. Es un hombre peligroso y un criminal sexual”, aseguró Caroline en una entrevista con la BBC, en la que además relató cómo su vida cambió para siempre al conocer los terribles hechos.
Todo comenzó en noviembre de 2020, cuando Caroline recibió una llamada de su madre que lo cambió todo. Gisèle, entre lágrimas, confesó que había descubierto que Dominique la había estado drogando durante años para que desconocidos abusaran de ella. “Fue como un terremoto, como un tsunami. Grité, lloré y lo insulté”, recordó la ahora activista contra la sumisión química.
Caroline y Gisèle dan voz a su tragedia para que otras víctimas también denuncien

El juicio contra Dominique Pelicot, celebrado durante tres meses y medio, dejó al descubierto un sistema de abusos cuidadosamente planeado. Reclutaba a hombres a través de internet y grababa las agresiones sexuales que sufría su esposa, quien estaba inconsciente bajo los efectos de las drogas que él mismo le suministraba. Más de 50 hombres involucrados en estos crímenes también han sido condenados y se encuentran en prisión.
La detención de Dominique ocurrió casi por casualidad. Fue sorprendido en un supermercado tomando fotos por debajo de las faldas de mujeres sin su consentimiento. Este incidente llevó a la policía a investigar más profundamente, encontrando miles de videos y fotografías que documentaban los abusos cometidos contra Gisèle.

Para Caroline, esta tragedia no solo es un caso personal, sino una oportunidad para concienciar sobre la sumisión química, un tipo de violencia de género que aún permanece en gran medida invisible. “Este juicio ha puesto de relieve una realidad que muchas víctimas no denuncian por miedo o desconocimiento”, afirmó.

El caso Pelicot no solo marca un hito en la justicia francesa, sino que también impulsa un debate necesario sobre la protección de las víctimas y la prevención de este tipo de crímenes. Gisèle y su hija, aunque marcadas por este horror, han demostrado una valentía admirable al alzar la voz contra un monstruo que intentó destruir sus vidas.