La Palma sigue luchando por recuperarse 3 años y medio después del volcán
Tres años y medio después de la erupción del volcán en La Palma, los afectados siguen luchando por recuperar sus vidas, enfrentando no solo dificultades materiales, sino también una grave crisis psicológica

Volcán de La Palma
Los afectados por el volcán de La Palma intentan volver a sus vidas anteriores al 19 de septiembre del 2021, cuando la erupción de Cumbre Vieja transformó la historia de la isla. Y no es fácil. Aunque han pasado tres años y medio, "el volcán estará presente ahora, mañana y por siempre", aseguran los afectados.
El rastro de la tragedia, que afectó a 2.329 personas y dañó 1.676 edificaciones, aún puede verse en cada rincón. En Puerto Naos, a pesar de que la lava no arrasó el pueblo, los gases letales arrebataron a los residentes la opción de volver a sus hogares.
Contenedores oxidados para vivir

Una de las víctimas, Lali, aún no ha podido reabrir su negocio por la acumulación de gases tóxicos en los sótanos y las plantas bajas. "Estas cosas no son tan rápidas como una querría", cuenta delante de la puerta cerrada del que fue su bar.
Por lo menos, hace unos meses, pudo volver a su casa. Allí se encontró la cocina destrozada y tuvo que reformarla pero, a pesar de todo, le ilusiona ver cómo Puerto Naos revive y poder pasear por allí con su nieto.
Por el contrario, Carmen Nieves no ha podido volver a La Bombilla, otro de los núcleos afectados por los gases del volcán, y sigue viviendo con su marido en una de las casas contenedor instaladas en Los Llanos de Aridane.

Hay vecinos que aún viven en los contenedores de Los Llanos de Aridane.
Los habitantes de esta "urbanización" coinciden en que ésta era una buena solución temporal, pero insisten en que los módulos no reúnen los requisitos mínimos para ser viviendas habituales. Desde el Gobierno de Canarias han reconocido que los contenedores tienen "problemas de diseño evidentes" y que presentan "condiciones indignas".
Después de que las lluvias oxidaran las viviendas, algunas fueron impermeabilizadas y, sin embargo, el óxido aún se percibe en las paredes y los tejados.

Mientras esperan una vivienda digna, intentan que el entorno sea más agradable cubriendo con toldos y poniendo plantas en los pasillos que los separan.
Para hacer más amable la espera hasta encontrar una casa estable, algunos vecinos han decorado los pasillos que hay entre los contenedores con plantas y flores.
La madre y la hermana de otra palmera, Goreti, viven en estas casas modulares y pagan un alquiler simbólico de entre 14 y 16 euros mensuales. Todas perdieron sus residencias cuando las lenguas de lava enterraron el barrio de Todoque, que desapareció por completo. "Ahora, hay cierta esperanza porque les han dicho que van a construir casas pronto. Se supone que el terreno ya está comprado y que los habitantes de los contenedores tienen preferencia", cuenta Goreti.

Hasta el 2024, el Gobierno central había transferido 1.040 millones de euros a la comunidad autónoma para que ésta lo invirtiera en la reconstrucción de La Palma.
Los afectados que perdieron su vivienda habitual por el volcán de Tajogaite han cobrado ya las ayudas, que llegaban a un tope de 60.000 euros.
Los afectados sienten ansiedad y tristeza

Lali (con su nieto) es vecina de Puerto Naos y ha podido volver a su casa.
El caso de Goreti y su vivienda ejemplifica el de muchos palmeros. Ella ha logrado comprarse un piso en El Paso, pero sigue pagando la hipoteca de una casa que está cubierta por 20 metros de lava. Por eso, la mudanza está siendo para ella muy complicada. "Es como entrar en la fase de aceptación del duelo", reconoce.
La situación emocional de esta vecina de Todoque es tan difícil que no ha sido capaz de poder ver ninguna noticia sobre la DANA de Valencia, ya que le recuerda y le hace revivir todo el dolor que sufrieron los palmeros en el 2021. "Cuando ocurrió lo de la DANA, me di cuenta de que psicológicamente estaba muchísimo peor de lo que pensaba", confiesa.

Cristina García, psicóloga
La psicóloga Cristina García, coordinadora provincial del Grupo de Intervención de Emergencias y Catástrofes (GIPEC), explica que el cerebro "no es un ordenador del que se puedan borrar archivos. Las experiencias traumáticas se quedan grabadas, y, cuando se vive una similar, todo se reactiva y vuelven las emociones y los miedos", subraya.
Aunque han pasado tres años y medio, los damnificados siguen sintiendo ansiedad, tristeza y desesperación. "Incluso pueden estar en alerta cada vez que escuchan un ruido o ven humareda en la montaña", explica la profesional.

Un medidor de CO2 en Puerto Naos.
Para Goreti, la "crisis psicológica es ahora mismo la peor" y, aunque han habido programas de ayuda, considera que el sistema ha fallado en el apoyo a la salud mental. "Tú no eres consciente de que necesitas ayuda. Por eso pienso que nos tendrían que obligar a ir", opina.
En este sentido, advierte de que han aumentado las adicciones, la violencia de género y los suicidios como consecuencia de la catástrofe. "Hay muchas víctimas indirectas del volcán. Te puedes morir de depresión y de tristeza sin saber que la tienes porque dejas de luchar", afirma.
Mientras el volcán aún escupía lava, turistas de todas partes del mundo viajaron a La Palma a contemplar este espectáculo de la naturaleza. Ahora, en el mirador de Tajuya, donde antes se agolpaban los curiosos con prismáticos, ya no para casi nadie.

El sector turístico, ya en crisis por la pandemia cuando se produjo la erupción, sufrió un duro golpe con la desaparición de viviendas vacacionales bajo las coladas y con la evacuación del centro turístico de Puerto Naos. La suma de las dos catástrofes hizo que la isla se recuperase de forma mucho más lenta que el resto del archipiélago.
Según el informe Frontur del Instituto Canario de Estadística, La Palma perdió un 43,3% de turistas entre el 2019 y el 2022, lo que significa 111.568 visitantes menos. Y sí, es cierto que el año pasado, la isla bonita registró un total de 170.147 visitantes, pero la cifra queda aún lejos de los datos del 2019, cuando llegaron 257.852 turistas.

En el 2020, el año anterior a la erupción, la isla exportó 146.313 toneladas de plátanos. Dos años después, las exportaciones cayeron a mínimos históricos hasta las 76.032 toneladas.
Según los datos de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) de Santa Cruz de Tenerife, la agricultura suponía en el año de la pandemia un 7,1% del valor de la economía palmera, solo por detrás del sector servicios y de la construcción.
"El dinero de la ayuda tarde o temprano se iba a acabar, porque la pena por el volcán se aleja con el fin de la erupción", expone el portavoz de la plataforma Por un Precio Justo del Plátano en La Palma, Juan Carlos Rodríguez.
"La gente está dejando la agricultura"

Juan Carlos Rodríguez, portavoz de la plataforma Por un Precio Justo del Plátano en La Palma, se lamenta de los problemas que aún tienen los agricultores.
Este agricultor palmero defiende que "el Estado ha mandado muchísimo dinero a La Palma", pero que las instituciones locales "no lo han controlado".
Las medidas extraordinarias aplicadas para paliar el impacto de la erupción también se están terminando. Por ejemplo, los agricultores que tenían fincas hipotecadas por el banco disfrutaban de una moratoria que concluirá a partir del verano y tendrán que pagar por fincas que "aún no se han recuperado. Hay gente que está desesperada, vendiendo por poco dinero", añade.
El Gobierno de Canarias acordó compensar con 44,06 euros el metro cuadrado por la expropiación de las fincas de plataneras arrasadas por la erupción.
Juan Carlos asegura que las pocas que se han recuperado pertenecían "a los caciques" de la isla, mientras que "del grueso de las fincas que tenían los pequeños y medianos agricultores de la zona, prácticamente no hay ninguna". Y añade, preocupado: "La agricultura es necesaria, es una base, un pilar de cualquier pueblo. La gente está dejando la agricultura, ya no hay relevo generacional. Para recuperar las fincas bajo la colada, lo primero que hay que hacer es ofrecer rentabilidad a esa gente", defiende.
La erupción del Tajogaite afectó a 73,8 kilómetros de carreteras. Algunas vías y caminos ya se han recuperado con obras autorizadas por la vía de la emergencia, una herramienta que permite agilizar los trámites de contratación.
Esperando todavía la reconstrucción de la escuela

Tres madres del colegio público de La Laguna posan delante de los restos del centro, que tenía 160 alumnos.
Sin embargo, una de las tareas que aún están pendientes es la recuperación del colegio público de La Laguna. Cerca de 160 alumnos llevan años adaptándose a recibir clases en un centro sociocultural, mientras las familias han movido cielo y tierra para que la reforma del centro se produzca.
"Cuando nos enteramos de que el colegio se había visto afectado, lo vivimos con mucha pena", recuerda Nohely Fernández, una de las madres. "Era la primera vez que llevaba al niño al colegio, al que entró con 3 años, y sólo pudo estar una semana", cuenta. Desde hace un año, la comunidad educativa ha impulsado una lucha constante para sacar adelante la obra por la vía de urgencia.

Colegio de La Palma
Las familias sienten "rabia, pena y un poco de ilusión". "Esperamos que en los próximos meses se demuela el colegio y empiece la reconstrucción. Queremos creer que en mayo empezarán las obras, pero hasta que no lo vea, no lo creo", dice.
"Después de hablar con la empresa, atendieron a las pequeñas cosas que queríamos poner, como el color azul, que nos representa", comparte.