Paloma Cuevas: así es la casa de 3 millones de euros en la que vive con sus hijas
Desde que se separó de Enrique Ponce, Paloma Cuevas vive con sus hijas y sus padres en una gran mansión en Madrid
Paloma Cuevas, en una imagen de sus redes sociales.
Durante su matrimonio, Paloma Cuevas y Enrique Ponce tenían 3 grandes propiedades en común, que disfrutaban junto a sus dos hijas, Paloma y Bianca: un gran chalet en La Finca, un piso de súper lujo en el centro de Madrid y la finca Cetrina, en Jaén.
Al separarse, la pareja se repartió las propiedades: el piso se lo quedó el torero y la casa pasó a manos de Paloma ya que, aunque estaba a nombre de ambos, había sido un regalo de Victoriano Valencia, padre de la modelo. Cetrina fue puesta a la venta, aunque a día de hoy no han conseguido deshacerse de ella y la alquilan para bodas y eventos.
En el verano de 2020, Enrique Ponce y Paloma Cuevas emprendían caminos separados, y ella se trasladaba con sus hijas y sus padres al chalet que le había correspondido en el reparto de bienes.
Paloma Cuevas y Victoriano Valencia en su gran casa de La Finca.
¿Cómo es la casa en la que Paloma Cuevas vive con sus padres y sus hijas?
Como no podía tratarse de otra forma, la vivienda de la ex de Enrique Ponce se encuentra en la urbanización de La Finca, el búnker por excelencia de los famosos. Al igual que la casa que ahora alquila Cristiano Ronaldo, la de Paloma Cuevas también está en la zona de Los Lagos, la más cara del recinto.
Se trata de un chalet unifamiliar de 645 metros cuadrados sobre una parcela de 3.600, con una peculiaridad: "roza el tope permitido por el municipio donde está emplazada. Según su plan urbanístico, no pueden hacerse casas más grandes", informaba en su día Vanitatis.
La casa tiene cinco habitaciones, piscina y un enorme jardín con cenador, además de varios salones y zonas comunes. En ellos, es habitual que Paloma organice numerosos eventos con sus amigos.
Paloma Cuevas, en su casa con Margarita Vargas.
De hecho, incluso ha llegado a celebrar la Nochebuena en su casa con ilustres vecinas como Margarita Vargas, a quien le une una gran amistad.
La casa tiene también todo el espacio necesario para sus padres, ya nonagenarios, para que puedan ser atendidos y disfruten de la comodidad de pasear por espacios verdes sin necesidad de salir a la calle.
