Antonio Canales: "Derroché una fortuna en drogas y en juego"
El bailarín, primer expulsado de la actual edición de "Supervivientes", también contó por qué mintió sobre Fidel
Convertido en el primer expulsado de la isla de "Supervivientes", Antonio Canales volvió a Madrid envuelto en la polémica después de que Rocío Carrasco revelase que Fidel fue acogido en su casa. El bailarín, de 59 años, aseguró que apenas conocía a Albiac, cuando en realidad son prácticamente familia, como la hija de la Chipionera contó en su documental "Rocío. Contar la verdad para seguir viva".
"Rocío y Fidel son casi como de mi familia"
En su visita a "Sálvame" para comentar su breve paso por el concurso, Canales les explicó a Jorge Javier Vázquez y a sus compañeros sus motivos para mentir. Comenzó diciendo que él no había visto el documental porque se encontraba ya en Honduras y que la pregunta del catalán sobre su relación con Fidel le pilló desprevenido. "Sé que a Fidel y a Rocío no les gusta que hablen de ellos –explicó el bailarín–, por eso eché balones fuera. Yo lo que hice fue guardarles las espaldas por el cariño que les tengo. Son casi como mi familia. El tiro me salió por la culata y provocó una maraña de conjeturas". Y añadió: "La familia de Fidel entra en mi casa hasta que me muera. Los amo. Aunque a Fidel le haya visto cinco veces, no por eso le quiero menos. Es cierto que mi chófer fue a recogerle. Fidel es uno de los primos a los que menos he visto. Yo mentí para protegerles".
"Me denuncié a mí mismo para que no me dejaran pasar al casino"
Pero lo más sorprendente de la noche fue que Canales rememoró con Jorge Javier la que fue la peor etapa de su vida, cuando se separó de su mujer, Malena, al haberse enamorado de un hombre que, tras muchos años de relación, lo abandonó para casarse con una mujer sin decirle nada mientras él estaba de viaje en Japón.
Antonio pasó los peores momentos de su vida tras caer en una espiral autodestructiva. "Había muerto mi hermana, mi hermano... con la separación... lo superé todo, pero con esto que me pasó no pude remontar –recordó, aún dolido, el bailarín–. Llevaba una vida terrible, entre drogas, no quería bailar, empecé a ir a los casinos. Me tuve que denunciar a mí mismo para que no me dejaran pasar... y, aun así, derroché una fortuna en drogas y en juego. No lo perdí todo porque mi mujer y mi padre me fueron quitando cosas para que no las vendiera y lo que conseguía vender en las casas de empeño, lo compraban ellos por detrás ".
Afortunadamente, Antonio fue capaz de pedir ayuda y, tras un mes ingresado en un centro de rehabilitación y varios más de terapia, volvió a ser quien era y ahora triunfa en televisión.