José Sacristán: "Seguiré mientras aguante con un mínimo de lucidez"
Cuenta atrás para que el actor de Chinchón reciba el Goya de Honor el próximo 12 de febrero en Valencia
El veterano intérprete José Sacristán recibirá su próximo galardón, el Goya de Honor 2022, el 12 de febrero en el Palau de les Arts de Valencia por "representarnos de forma única en tantos títulos inolvidables que forman parte de nuestra memoria", según explicó el director Mariano Barroso.
Pero, a pesar de ser ahora sólida, su carrera no siempre le dio para pagar las facturas, y en los años 60 tuvo que pluriemplearse trabajando como vendedor del Círculo de Lectores.
PRONTO: Nunca abandonaste tu sueño. Después de tantos años, ¿qué te hace seguir en activo?
JOSÉ SACRISTÁN: La fascinación del bajo vientre, el saber que desde niño quería ser el mosquetero, el indio, el pirata, el gánster, el policía. Sentía que la necesidad de ser otro no se debía quedar sólo en el mundo de los juegos infantiles. Eso sigue siendo lo primero para mí: que se lo crean, que se crean que soy el que no soy y que algo les pase. Y cuando la posibilidad llega de la mano de Delibes o de David Mamet es el colmo. Para mí lo primero sigue siendo la necesidad de atender y de convivir con el crío que fui. Ya decía Nietzsche que no hay mayor seriedad que la del niño cuando juega. Ésa es mi prioridad: no perder en el disfrute, el estremecimiento que produce la profunda seriedad del juego.
"Me reconozco en mis tropezones y piedras"
P.: Al otorgarte este premio la Academia ha aludido a tu ética profesional. ¿Ésta ha sido consecuencia de tus orígenes humildes?
J.S.: Tener claro de dónde vengo me ha servido mucho para el trabajo y la vida. En mi carrera hay tropezones y piedras, pero me reconozco en todo eso. Y en reclamar el derecho al respeto y a respetar.
"Seguiré mientras aguante el tirón"
P.: ¿Te planteas retirarte de los escenarios?
J.S.: Mientras aguante el tirón con un mínimo de lucidez, ahí seguiré.
P.: Has trabajado con directores geniales del cine español, pero también con jóvenes y noveles. ¿Eso te ha acercado más al público?
J.S.: ¡Cómo no! Pobre del que crea en este oficio que lo sabe todo. Menudo rollo ir de sabio. Esto es un aprendizaje permanente. Cuando mi teléfono suena, ¿cómo no atender si el texto que se me ofrece me parece interesante? A veces la experiencia y la profesionalidad no sirven para nada, hay quien se ha muerto de viejo haciéndolo igual de mal. Es saludable trabajar con gente joven porque te rejuvenece, te hace estar vivo.
P.: Has permanecido activo durante seis décadas. Ahora que se habla tanto de la salud mental, querría saber si alguna vez te has sentido sobrepasado y has dicho "hasta aquí".
J.S.: No. Bueno, hubo un momento al principio de mi carrera en el que dije: "Esto no lo puedo repetir". Estaba rodando "La Revoltosa", a la vez hacía dos funciones en el Teatro Lara de "Flor de Cactus" y, por las noches, filmaba "Operación Matahari". El tercer día que llevaba aquel ritmo, entre función y función, me quedé dormido. Ahí dije que nunca más. Aparte de eso, nunca he estado sobrepasado. Ni tampoco sin trabajo. La única vez que viví una situación más agónica fue, como te decía antes, cuando nació mi hijo y mis gastos sobrepasaron a mis ingresos. Pero apenas duró tres meses.