Dicen las comadronas más veteranas que «los terceros son traicioneros» porque el parto se puede acelerar de golpe en cualquier momento. Y así debió de sucederle a Kate Middleton, quien ingresó en el hospital de Saint Mary de Londres a primera hora del lunes 23 de abril y, escasas horas después, a las 11.01, ya tenía entre sus brazos a su tercer retoño, un niño bastante rosadito y grandote, que pesó al nacer 3,8 kilos.
Esa misma tarde, sus hermanitos, George, de 4 años, y Charlotte, de casi 3, acudieron a visitarlo mostrando cada uno su carácter. La niña muy sociable y simpática, saludó a todo el mundo, mientras que el niño bajaba la cabeza en un gesto de timidez que recordó mucho a cómo era el príncipe Guillermo a su edad.
Para sorpresa de todos, sólo 7 horas después del parto, los duques de Cambridge se llevaron a su pequeñín a su casa, al palacio de Kensington, donde madre e hijo se recuperan ya rodeados de ayuda y cariño.