ESPECIAL Letizia cumple 50 años
Desde la coronación del Rey, se ha transformado, convirtiéndose en una reina con voz propia, segura y cercana
Letizia Ortiz sopla 50 velas este 15 de septiembre.
Han sido años de trabajo duro, de apretar los dientes de rabia, de gestos incomprendidos, de críticas descarnadas, de soledad en la cumbre..., pero también ha sido una etapa de grandes cambios y avances, de superación de duras pruebas y de trabajo bien hecho.
Por eso, ahora que cumple 50 años, y pasados ocho desde la coronación de su marido, Letizia Ortiz puede decir que por fin es la reina que soñó ser cuando, hace 19 años y después de semanas de profunda reflexión, aceptó la propuesta de matrimonio del príncipe Felipe. "Lo hice por amor, que es lo que mueve mi vida", le comentaría a José Bono, expresidente de Castilla-La Mancha, aunque hay quien añadiría que también por algo de ambición y por superar un reto inmenso y único.
Izquierda, el día de su bona, en 2004. Derecha, en 2011, durante la Coronación.
Tenía fama de altiva y antipática
Porque, según la describen quienes la conocen, la Reina es peleona, perseverante, perfeccionista y siempre aspira a más. Cualidades que no siempre la han favorecido. Con el tiempo, ha aprendido a frenar su impulsividad, a morderse la lengua, y ha ganado seguridad, lo que, en público, la ayuda a mostrarse mucho más relajada y espontánea, incluso, divertida, que en su etapa de princesa, cuando algunos le criticaron cierto aire de antipática altanería.
Y es que, más que caer bien, a Letizia le obsesionaba no cometer errores, mientras que en la Zarzuela trataban de que se amoldara a un papel que chirriaba con los tiempos y con su personalidad.
Las "princesas-florero" ya eran cosa del pasado y ella tenía 30 años y una carrera. Presentaba el Telediario de TVE y siempre había querido ser una periodista prestigiosa, de las que logran entrevistas imposibles y declaraciones sorprendentes, pero su amor por Felipe cambió sus prioridades.
Una nueva Letizia
Reina Letizia con sus hijas
A la Reina se le criticaba lo estricta que era con sus hijas y ahora se alaba lo educadas que son Leonor y Sofía. Cuando aparece con ellas y cuando protagoniza actos relacionados con los tres temas que centran su trabajo, salud, educación y cultura –además de la cooperación– es cuando muestra su faceta más espontánea y cariñosa.
Ha modernizado la figura de la consorte
Es simplista pensar que Letizia no sabía dónde se metía. Era una profesional informada, con contactos en las altas esferas y, seguro que "cosió" a su novio a preguntas antes de dar el paso, pero ¿quién iba a sospechar que jamás llegaría a encajar totalmente en una familia que estaba a punto de protagonizar explosivas polémicas, obligándoles al Rey y a ella a blindarse con sus hijas para proteger a la Corona?
Durante su noviazgo, comenzaron a soñar juntos en cómo cambiarían ciertas cosas para modernizar la monarquía y fortalecerla antes de pasar el testigo a la siguiente generación. Algo que urgía reformar era el papel de la Reina. Actualmente, las consortes son figuras activas que aportan visibilidad al trabajo de sus maridos y popularidad a las familias reales y, para eso, no pueden ser sólo una cara bonita.
En el caso de Letizia, en los 391 actos públicos y los 7 viajes de cooperación al extranjero que ha protagonizado en solitario desde que es reina, se ha mostrado como una mujer fuerte y con mucho que decir, especialmente en referencia a los temas que la apasionan: educación, salud y cultura.
Letizia en uno de sus viajes
Se prepara todos y cada uno de sus actos
La Reina se prepara cada reunión a conciencia, se empapa del tema, memoriza nombres y datos para hacer preguntas interesantes y aportar ideas. Y escribe sus discursos a los que, aunque sean supervisados por la Zarzuela y la Moncloa, no hay que corregirles ni una coma.
Letizia, dando un discurso
Cuesta recordar que, en un principio, ella no era más que un "complemento" de Felipe, pero la pareja fue construyendo ese equipo que trabaja unido, en el que ambos brillan, ayudándose a mejorar sus puntos débiles: ella lo ha sacado a él de la burbuja en la que creció, lo ha acercado al pulso de la calle y lo ha protegido de los escándalos, y él ha atemperado el carácter de ella y le ha enseñado a desoír ciertas críticas.
Y es que todas las apariciones de la Reina son analizadas al detalle, especialmente en lo que se refiere a sus atuendos, que han sufrido una total transformación desde el 2015 cuando su actual estilista, Eva Fernández, llegó a la Zarzuela.
Los trajes de chaqueta repipis han dejado lugar a modelos estilosos de firmas españolas emergentes y de marcas sostenibles. Porque a la Reina le preocupa, y mucho, el medioambiente y, por ejemplo, ha introducido en la Zarzuela los cultivos ecológicos en el huerto sin abonos ni pesticidas químicos con los que llena su nevera.
Ha cambiado los trajes repipis por "looks" más estilosos, como el vestido-kimono de Adolfo Domínguez que ha vuelto a lucir en un acto de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Transmite sus principios
La vida saludable es otra de sus fijaciones. Se sabe que entrena dos horas al día y que, tras su polémica rinoplastia, no ha vuelto a someterse al bisturí, aunque sí a tratamientos de belleza con productos orgánicos.
Como es lógico, ha trasladado sus ideas a su familia y es muy cuidadosa con la alimentación de sus hijas. De hecho, hace años se la criticaba por lo estricta que era con ellas: "sugiriendo" cambios en el menú del colegio, "prohibiendo" los móviles en el centro y en los cumpleaños infantiles, indicando a las niñas lo que tenían que hacer en los actos oficiales. Ahora todos destacan lo educadas y amables que son, pero se decía que las asfixiaba.
Gracias al Rey, Letizia aprendió a no contestar a esas críticas. Su trabajo y su evolución personal han callado más bocas que cualquier comunicado oficial y hoy se siente satisfecha siendo una reina del siglo XXI con mucho que aportar.
