Hablamos con Cristina Pedroche: “Me he sentido la peor madre del mundo”
La vallecana de 34 años presentó su libro “Gracias al miedo”, donde ha destapado los grandes temores que ha despertado su maternidad y los episodios más duros de su complicado posparto
Sin embargo, parte de su terapia la hacía bolígrafo en mano, sin que nadie la viera. Escribiendo en un diario sus angustias y miedos. De ahí nació el libro “Gracias al miedo. Una historia de valentía, descubrimiento y amor incondicional” (Editorial Planeta), que ya está a la venta y en cuya presentación estuvimos presentes.
Cristina Pedroche: “Me siento desvalida”
Cristina Pedroche con su libro
PRONTO: ¿Cómo estás ahora, Cristina?
CRISTINA PEDROCHE: Emocionada. Además, es que según empieza el día empiezo muy sensible, luego me voy haciendo más fuerte. Me siento desvalida. Pero estoy muy contenta porque siento que ha sido valiente al publicar este libro. Y creo que puede ayudar. No es un libro de autoayuda, pero creo que hay cosas que a mí me funcionan y que han hecho que cambie y que me han ayudado a ser más paciente y más feliz. Y si alguien lo lee y le funciona, ya es un éxito. Sé que lo que viene es duro y no estoy preparada para las críticas, pero sé que a la larga va a compensar.
Cristina Pedroche paseando con su hija.
P.: ¿Fuiste tan obsesiva con la niña desde el principio?
C.P.: No quería que la gente viniera a casa porque estaba muy vulnerable, y por supuesto no quería que nadie la cogiera. Ahora sigo obsesionada con cosas, no quiero que nadie se eche colonias ni suavizantes cuando está con ella. Y a mis miedos como madre anónima tengo que sumar los miedos como famosa. No me quiero enfrentar a situaciones en las que la gente -aunque sea con cariño—se acerca y quiere hacerle una foto a la niña, que la toquen o simplemente que la miren. Es que no quiero. Y como me sabe mal que pase, no salgo de casa. Y al principio me daba miedo cambiarle el pañal, y me da miedo ducharla, me da miedo cogerla. Todo.
Cristina Pedroche: "Soy mi peor hater"
Cristina Pedroche en su última visita en El Hormiguero.
P.: Pero te juzgas demasiado. Perdónate.
C.P.: Lo intento y sé que lo haré, pero a lo mejor todavía no. Sé que tengo que ser permisiva y darme más tiempo.
P.: Es que leyendo el libro llegas a la conclusión de que la principal hater de ti misma…
C.P.: Soy yo. Lo sé perfectamente, soy mi peor hater. Soy tan exigente y perfeccionista que por mucho que otros me digan cosas buenas, no me las creo. Hombre, ahora me digo menos que soy mala madre, pero me lo digo.
Cristina Pedroche lleva a su hija a todos lados
P.: ¿Qué le agradeces al miedo que has pasado?
C.P.: Yo doy gracias al miedo porque, a pesar de tenerlos, creo que soy valiente y casi siempre los supero. A mí el miedo me paraliza, entro en shock, y ese parón lo tomo como un tiempo para pensar qué hacer con él. Y el miedo me hace moverme, no quedarme en mi zona de confort y querer ser mejor, porque cuando superas un miedo la recompensa es increíble. El problema es que en la maternidad no soy capaz de resolver un miedo cuando ya tengo otros muchos en la lista de espera. Poco a poco lo he ido superando. ¿Que estoy recuperada? No. Tendré miedos siempre, pero esto me está ayudando a sentir que puedo.
P.: ¿Qué consejo le darías a la Cristina Pedroche de antes de ser madre?
C.P.: Relájate. Al final todo pasa y lo vas a hacer bien. Yo sé que estoy obsesionada, David me dice que soy un perro tobillero, y es verdad. Me diría: “Vas a ser la mejor madre para tu hija" porque yo todo el rato me cuestionaba que estuviera a la altura de ella.
Cristina Pedroche: "Qué pena que Laia sea hija de la Pedroche"
Cristina Pedroche lleva a su hija Laia en la mochila.
P.: Las críticas y las redes te afectan mucho. ¿Qué herramientas tienes ahora para intentar que el daño ya te duela lo menos posible?
C.P.: Me encantaría poder dar una respuesta más segura. No tengo doscientas herramientas para que no me afecte. No quiero que la gente sepa que estoy tan vulnerable porque sé que me van a hacer daño. No tengo la capacidad de que no me duela. No tengo caparazón. Me dicen que no lea las redes, pero es que muchas cosas traspasan. Y a mí que me digan lo que quieran decir, pero a mi hija no. A mi hija que no la toquen. Hay una frase que escribo en el libro, que es que pienso qué pena que Laia sea hija de la Pedroche, y lo sigo pensando. Qué culpa tiene ella de levantar ese odio injustificado. Me muero de pena al pensar cuando mi hija vaya al colegio y le digan cosas de la Pedroche. Sé que va a tener muchas cosas y experiencias que otros niños no van a tener. Va tener cosas muy buenas, pero no sé cómo protegerla de comentarios tan horribles y tan malos. Y lo primero que se me ocurre es no mostrarla en redes sociales, yo no quiero que tengan información de mi hija.
Dabiz y Cristina bromeando juntos.
P.: ¿Cómo está siendo Dabiz como papá y cómo te ha apoyado en este difícil postparto?
C.P.: Dabiz es un compañero increíble en todos los aspectos. Yo cuando lo conocí ya sabía que era mi compañero perfecto. Menos mal que lo tengo ahí para que me dé la mano. Pero ante mis miedos no podía hacer mucho, porque yo me ponía a llorar y ni se lo podía explicar. Y bastante paciencia tiene porque no sabía qué me estaba pasando. Estoy muy, muy, muy agradecida y cada día más enamorada de Dabiz. Si antes sabía que era la persona de mi vida, ahora más. Estoy muy orgullosa de lo que es como marido, como profesional y como padre.
Cristina Pedroche: "No me gustaría que fuese hija única"
Imagen de Cristina Pedroche durante su embarazo.
P.: ¿Te animarás a repetir maternidad cuando te veas fuerte o necesitas un tiempo?
C.P.: No, me tengo que dar un tiempo y ver. Tengo claro que no me gustaría que fuese hija única, aunque siempre he dicho que no me importaría tener una hija única porque yo lo soy y he sido muy feliz. Pero ahora que la tengo pienso que quiero tener otro, pero no tengo manos. Y le voy a dar teta hasta que ella quiera, ¡cómo voy a tener otra!
P.: Hablas en femenino…
C.P.: Sí, a mí me encantaría todo niñas. El Rayo Vallecano de niñas. Muchas amigas me van a decir que si tengo un niño voy a morir de amor. Pero volvemos a los miedos: como yo tengo una niña ya sé qué tengo que hacer, cómo limpiarla… ¿Cómo limpio yo ahora una cola? Ja, ja. ¡Yo no quiero más miedos, yo quiero repetir!