Mari Ángeles Grajal: "Es muy duro llegar a casa y no ver a mi marido"
Poco más de un mes después del fallecimiento del torero, la viuda de Jaime Ostos se centra en su trabajo para superar este golpe
Es una mujer con una fortaleza increíble y fue un bálsamo de paz para su marido hasta el mismo día de su muerte. Mari Ángeles Grajal se enfrenta con coraje y con pena a su nueva vida, tras el fallecimiento de Jaime Ostos el pasado 8 de enero en Colombia.
"Es muy duro llegar a casa y no ver a mi marido, hacerme a la idea de que Jaime ya no está. He vuelto al trabajo y voy superando este golpe tan dramático poco a poco. Aquí, en la clínica, me centro en mis pacientes, en mi labor como médico, y, quieras que no, me voy animando", dice.
PRONTO: Debe ser complicado asimilar un cambio tan grande en tu vida.
MARI ÁNGELES GRAJAL: Sí. Todo es distinto.
P.: Por suerte, tienes el apoyo y el cariño incondicional de tu hijo, Jacobo, que es fundamental.
M. A. G.: Sí. Jacobo es una persona esencial en mi vida y una gran ayuda para seguir adelante. Gracias a él estoy llevando mejor el duelo.
Jacobo, junto a su padre, en una imagen del pasado mes de noviembre:
"Mi marido y Ortega Cano eran amigos íntimos"
P.: En el funeral se demostró que tu marido era un hombre muy querido.
M. A. G.: Había mucha gente que le quería y, desde que nos dejó, he recibido multitud de mensajes y muestras de cariño. Todos le echamos muchísimo de menos.
P.: Vi que el maestro José Ortega Cano estaba muy afectado.
M. A. G.: Él y Jaime eran íntimos amigos.
P.: ¿Cómo ves tu futuro?
M. A. G.: Asumiendo esta nueva vida con normalidad, y nada más. Centrada en mi gente y mi trabajo.