Máximo Huerta: “No estoy preparado para enamorarme”
En plena promoción de su nueva novela, el escritor confiesa que su día a día transcurre entre su progenitora y su librería
En el 2020 operaron a su madre de cáncer
Máximo regenta una librería.
Máximo lleva unos años en los que, aparte de los libros –y su negocio, La librería de Doña Leo, que ha cumplido un año– lo único importante en su vida es, como nos cuenta, "cuidar de mi madre".
Clara Hernández ha atravesado varios baches de salud desde que, en el 2020, le diagnosticaron un cáncer y luego Alzheimer. Por eso, su hijo cambió Madrid por el pueblo valenciano de Buñol y estar, así, al lado de su progenitora. "Mi madre, ahora, se encuentra estable, en una pausa de tranquilidad. Ella es la prioridad en mi vida. Por encima de todo y de todos, lo importante son los sentimientos y la salud", dice Máximo.
P.: Eres un hijo ejemplar.
M. H.: Espero que mi madre esté orgullosa de mí. Pero, por su enfermedad, no se sabe lo que piensa por dentro. Yo intento hacerla feliz. ¿Que si puede mejorar? Es difícil, yo me conformo con que se sienta tranquila y contenta.
El expresentador, de 53 años, y Clara, su madre, en una imagen llena de ternura.
P.: Dices que las cosas del corazón se reducen a dos extremos: se ama o no se ama. Ahora vives un periodo de desamor.
M.H.: Soy de duelos largos, pero de despedidas tranquilas, sin lamentos, terremotos ni amarguras. Agradecido por el tiempo vivido.
P.: ¿En quién vuelcas ahora tus quereres?
M.H.: En mi madre, mi perra Leo y en quien aparezca en mi vida.
P.: Y el amor, ¿no aparece?
M.H.: De momento, no, pero no hay que buscarlo, no se prepara, sucede o no. Y hoy no estoy preparado para enamorarme.
P.: ¿Por qué pasaste de llamarte Màxim a adoptar el Máximo?
M.H.: Es que yo me llamo Máximo, lo de Màxim me lo pusieron en la tele. Recuperé mi verdadero nombre como homenaje a mi padre.
Sólo se permite algunas escapadas a Valencia
P.: ¿Cómo es tu vida ahora?
M.H.: Discurre alrededor de mi madre, mi librería y algunas escapadas a Valencia con mis amigos. Es una vida muy tranquila.
P.: ¿Tu perrita, Doña Leo, es un buen paño de lágrimas en los malos momentos?
M.H.: Me demuestra un cariño inmenso. Está a mi lado, estoy convencido de que me entiende. Nadie me espera como ella cuando vuelvo a casa.