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La cantante, de 27 años, ha protagonizado una de las carreras musicales más espectaculares y rápidas.

La cantante, de 27 años, ha protagonizado una de las carreras musicales más espectaculares y rápidas.

A.L

Considerada la Beyoncé española y con seguidores como Madonna y Obama y amigas íntimas como las hermanas Kardashian, Rosalía se ha convertido en un referente musical en todo el planeta. ¡Y solamente tiene 27 años! Si quieres saberlo todo sobre la cantante, de la mano de quienes mejor la conocen, no te pierdas este tema.

Rosalía llegó al mundo en una familia de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), dueños de una fábrica de placas metálicas, carátulas y etiquetas. Aunque en enero de 2018, su madre, Pilar Tobella, recién separada de su padre, José Manuel Vila, dejó ese negocio y dirige su propia agencia de representación, Motomami.

Rosalía, junto a su madre, Pilar Tobella.

Rosalía, junto a su madre, Pilar Tobella.

La cantante estudió, junto con su hermana mayor, Pilar, en la escuela del centro del pueblo, La Roureda. Sin embargo hizo la ESO en un pueblo cercano, Esparraguera.

Todo su entorno, orgullosísimo de ella

Era “muy dulce, siempre sonriendo”, dijo a Pronto Álex Arrufat, de su grupito de amigos de la adolescencia. “Hacíamos lo típico, pasear por el parque, ir en moto, tomar algo en el Casino o en el bar Chic. De vez en cuando se ponía a cantar y pensabas: ‘¡Qué bien lo hace!’, pero nunca imaginabas que llegaría a ser un bombazo. Estamos superorgullosos”. Y es que es ya la heroína del pueblo.

“Estamos felices y me alegro por la familia, que es muy buena gente”, nos contó Jordi Fornes, del quiosco donde aquella niña compraba chuches y lápices para el colegio. “Era simpática y amable. Siempre saludaba con esa voz tan dulce y bonita que tiene”.

Un pueblo lleno de casitas y polígonos

Con 8.000 habitantes, Sant Esteve Sesrovires es un pueblo curioso. Por un lado, es de casitas bajas, plazas coquetas y el típico bar-casino de toda la vida; por otro, está rodeado de polígonos industriales que abastecen a la gran urbe barcelonesa, apenas a 40 kilómetros.  Una fusión que influyó en Rosalía, que presume de su “pop flamenco poligonero”.

La artista, cuando era una niña.

La artista, cuando era una niña.

En ese entorno, a los 4 años empezó a aprender a bailar con Manoli Rodríguez; a los 9, recibió sus primeras clases de guitarra de Israel Liria y, con 13, se apuntó a la peña flamenca de Antonia Cañadas. Tan segura estaba de sus capacidades, que no dudó en presentarse al concurso “Tú sí que vales”, pero la expulsaron por desafinar.

No se amilanó y se matriculó para cursar estudios superiores de música, en los que, durante siete años, tuvo de profesor al cantautor José Miguel Vizcaya, “Chiqui de la Línea”. Ellos son los “cuatro fantásticos” que forjaron, sin saberlo, a la artista que ahora arrasa.

Nacida en Elche, Manoli Rodríguez es propietaria de SES Dansa. “Rosalía y su hermana vinieron con 4 o 5 años a recibir clases de jazz. Era una más, no destacaba especialmente, pero sí era muy extrovertida y divertida, con una sonrisa muy dulce. Sigue siendo así de alegre. La traían sus padres, unas personas muy cordiales, de los que siempre te saludan cuando los encuentras”, asegura Manoli. Allí, esta chica que “era muy educada, trabajadora y obediente” recibió clases hasta los 17.

“La veo en el escenario y se me cae la baba”

Manoli le hizo la coreografía para el programa “Tú sí que vales” y cree que se equivocó montándole demasiado baile. “Deberíamos haber hecho algo más relajado para que no tuviera que estar tan pendiente de los movimientos. Por eso hizo esos gallos y la descartaron. El traspiés le sirvió para querer estudiar más y le dio afán de aprender y superarse”.
 

Manoli está orgullosísima de Rosalía.

Manoli está orgullosísima de Rosalía.

Rosalía dejó las clases cuando se fue a Barcelona a estudiar música. “Me dijo que quería hacer la carrera de flamenco, le comenté lo difícil que era esa especialidad pero que, si era lo que gustaba, pues adelante", comenta Manoli, que se emociona cuando la ve en televisión y añade: “Me gusta todo lo que hace, reconozco que no soy objetiva y creo que algo ha aprendido de mí. La veo sobre el escenario y se me cae la baba. Le he aconsejado que se siga formando, el éxito necesita mucho trabajo detrás”.

Rosalía se interesó muy pronto por el flamenco

De origen granadino, Antonia Cañadas es presidenta de la Entidad Cultural Flamenca de Sant Esteve. “Yo era la cocinera del colegio y, desde chiquitilla, nos veíamos por las mañanas al entrar. Ella se quedaba a comer y siempre me daba un beso al entrar. Era alegre, una niña preciosa, se hacía notar”.

Rosalía apareció por la Entidad Flamenca en el 2006, “con unas amigas del instituto de Esparraguera con las que había formado un grupo para bailar. Iban al parque a escuchar música y le tomaron el gustillo al flamenco. Se apuntaron a nuestras clases para aprender”, nos explicó Antonia, que la definió como “luchadora, constante, responsable y con talento. Todo lo que se proponía lo llevaba a cabo, pero nunca nos dijo que su sueño era ser artista”.

Antonia Cañadas, presidenta de la Cultural Flamenca de Sant Esteve. 

Antonia Cañadas, presidenta de la Cultural Flamenca de Sant Esteve. 

Al poco de empezar las clases de baile flamenco con la profesora Cándida Torres, la oyeron cantar y Antonia le propuso participar en el festival flamenco de verano que la entidad organizaba cada año. Rosalía actuó en los festivales del 2006, 2007 y 2008, y ella aún guarda los folletos de los festivales donde apareció por primera vez en público.

"Es un éxito merecido, ha sido muy trabajadora"

Rosalía estuvo ligada tres años a la entidad flamenca antes de irse a Barcelona para estudiar en el Taller de Músics. “En el 2012 Rosalía ya hacía bolos profesionales y la contratamos para el festival de verano. No recuerdo cuánto le pagamos, no mucho, algo simbólico”, explicó esta mujer que no podía imaginar que iba a ser un bombazo de este calibre. “Muchos dicen que ha tenido suerte, pero es una suerte trabajada. Es un éxito merecido, ha sido muy trabajadora”.

“La quiero mucho, me gustaría volver a abrazarla cuando esté en el pueblo. Pero ahora es difícil, lo que quiere es estar en su casa, tranquila, sin que nadie la acose”, asegura.

Daba clases de guitarra cinco veces por semana

Israel Liria toca en el grupo Alricokoco. Acudió a casa de los Vila Tobella durante dos años, cinco veces por semana, para darle clases de guitarra a Rosalía. “La recuerdo muy alegre, simpática y con muchas ganas. Nunca antes había tocado un instrumento”, nos explicó, asegurando que a la cantante le gustaba todo tipo de música.

“Tenía facilidad para aprender y muchas ganas. Practicaba horas y horas, aprendía rápido y era muy perfeccionista. No le gustaba equivocarse”, matiza el que es conocido en el pueblo como el “profe” de Rosalía. “Cuando empezó a hacer bolos con 13 o 14 años, yo le acompañaba a la guitarra. Ella decidía lo que quería interpretar, yo sacaba los acordes, preparaba el montaje y actuábamos”, relató.

Israel le dio clases de guitrarra durante dos años.

Israel le dio clases de guitrarra durante dos años.

“Lucha por lo que quieres y lo conseguirás”

Sorprendido de la rapidez con que Rosalía llegó ha llegado a lo más alto de las listas, no niega que siente “una sana envidia, pero me produce orgullo y mucha alegría haber puesto mi granito de arena en el fenómeno Rosalía”.

Reconoció a Pronto que su antigua alumna le ha dado una gran lección. “Yo hubiera querido ganarme la vida con la música, pero no fui capaz, me dispersé con otras historias y no acabé de creer en mí mismo. No he seguido los pasos ni los consejos que le daba a Rosalía, me ha dado una lección de vida: lucha por lo que quieres y lo conseguirás. Y ella lo ha hecho”, sentencia.

"Desde el principio fue una alumna muy especial"

José Miguel Vizcaya, “Chiqui de La Línea”, es un cantaor y profesor de flamenco del Taller de Músics de Barcelona y de la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Este gaditano, a quien la propia Rosalía denomina “mi maestro”, fue durante siete años su profesor de cante flamenco. “Cuando la conocí, con 18 años, tenía mucha sed de aprender, siempre con los ojos abiertos de par en par”, recuerda.

“Desde el principio fue una alumna muy especial con unas características que se salían de lo normal. No sabía nada de flamenco, pero sí de jazz y electrónica. Era muy ecléctica, diversa. Tenía potencial, pero el tiempo tenía que decir si progresaría o se desviaría”, afirma.

Con él estudió “las asignaturas de cante (voz de flamenco), conjunto flamenco (como se canta en los tablaos), repertorio específico de flamenco e improvisación y acompañamiento”, especifica.

Israel le dio clases de guitrarra durante dos años.

Israel le dio clases de guitrarra durante dos años.

Según Vizcaya, “tuvimos que adaptar muchas técnicas porque ella venía de un ámbito muy distinto al del flamenco, que es muy complejo”. El proceso de formación académica de Rosalía fue paso a paso, “al principio le fueron más fáciles los cantes flamencos que llamamos de ‘ida y vuelta’ y que tienen influencia americana, cubana, mexicana o argentina, como las guajiras, peteneras o colombianas. No son de la raíz más pura, gitana, pero se les da bien a los que vienen de afuera y así se van enamorando de lo que viene después, que es más duro”.

"Rosalía era una chica que no dejaba de sorprenderme"

El profesor le puso referentes como Juanito Valderrama o Manuel Vallejo “para que absorbiera el ‘color’ propio del flamenco y luego tuvo que aprender a versionar, saber adaptar, hacerlo suyo y convertirlo en otra cosa”.

Rosalía era una chica que no dejaba de sorprenderle: "Tiene tanto dentro que llegaban días que le preguntaba: ‘Pero cómo, ¿de esto también sabes? ¿Y esto también lo dominas? Es que se podía hablar con ella de cualquier tema, en muchas clases incluso nos poníamos a filosofar sobre el arte. Recuerdo haber hecho algún comentario sobre el número de Avogadro, puras matemáticas, o hablar de las propociones áureas, y sabía de todo eso. Tiene una capacidad de asimilación brutal”.

Pero no siempre ha sido todo de color de rosa. “A veces tenía atrasos en presentar trabajos porque estaba ya con bolos, pero, al final, los traía y eran excelentes. Alguna vez tuve que reñirle porque llegaba a clase con lo que había cantado en alguno de esos bolos metidos en la cabeza y te cantaba flamenco con sonoridad de jazz. Yo sabía que tenía duende y había que sacarlo”, afirma.

La cantante, concentradísima, en una de sus actuaciones.

La cantante, concentradísima, en una de sus actuaciones.

Matrícula de honor en la tesis de final de carrera

Finalmente, llegó el trabajo de fin de carrera. “Es una especie de tesis doctoral donde se pone a prueba a los alumnos para que demuestren que salen preparados. Se les exige que la mitad del cante que presenten sea puro y la otra mitad con libertad para que pongan de su parte lo que quieran”, explica Chiqui.

El trabajo que presentó Rosalía llevaba el título "El mal querer” y en él “fusionaba el cante flamenco que había aprendido conmigo con unos arreglos musicales rompedores, muy rompedores en algunos casos, como coros o influencias griegas, muy raro. Por ejemplo, había una seguiriya, que es un cante jondo, que arropaba con música sinfónica. Todo aquello me pareció un trabajo muy creativo, rebuscado en el buen sentido, muy detallista y trabajado”.

Vizcaya reconoce que “no era un trabajo de fin de carrera normal. Es habitual que, en ese trabajo, los temas musicales se acompañen con un escrito donde se defiende el por qué de ese concierto. ¡Rosalía me presentó un tocho! No sólo hablaba de los temas musicales, sino que se trataba de todo un proyecto de espectáculo en el que detallaba el vestuario, la puesta en escena, la dinámica de entradas y salidas del escenario e incluso los horarios”.

La cantante en la coreografía para la gala de la MTV.

La cantante en la coreografía para la gala de la MTV.

"Malamente" se convirtió en un enorme éxito

José Miguel le puso una matrícula de honor “y no soy de dar matrículas”. Así que, desde ese día, Rosalía es licenciada en Música con la especialidad de Cante Flamenco y un trabajo de fin de carrera que incluía el tema “Malamente”, que se convirtió en un disco que reventaría las listas de éxitos.

José Miguel Vizcaya reconoce que hay temas de su antigua alumna que no le gustan, (“por una cuestión de preferencias, de la misma manera que tampoco me gusta el reguetón ni el trap, aunque lo respeto todo”) y, en cambio, otros los eleva a la categoría de históricos: “El disco del ‘Mal querer’ me gusta mucho, creo que va a quedar en los anales de la música transgresora o de fusión”.

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