Tristán Ulloa recibe el alta por coronavirus entre lágrimas de emoción
El actor y director, Tristán Ulloa, no ha podido contener las lágrimas de emoción al explicar a través de sus redes sociales que había superado el coronavirus y ya podía marcharse a casa donde permanecerá aislado 15 días más.
Ulloa compartió hace unos días que había dado positivo en el test del coronavirus y que estaba ingresado en el Hospital Infanta Leonor de Madrid. Una noticia preocupante a la que, afortunadamente, le ha seguido otra que nos llena de felicidad: la recuperación del actor, que se suma a los más de 14.000 altas por la enfermedad.
Tristán Ulloa fue ingresado por coronavirus en el Hospital Infanta Leonor.
“No podemos permitir que trabajen así”
A lo largo de los 5 minutos de vídeo, el artista visiblemente emocionado no escatima en elogios hacia el personal sanitario que le ha atendido estos días en el hospital, a quienes llama “putos héroes”. Y es que, según el director, las condiciones en las que trabajan son “tercermundistas” y, a pesar de ello, están en primera línea de batalla.
El actor explica cómo desde que entró en el hospital, pasó de estar en una silla en un pasillo “compartiendo tiritonas y miedos” con personas mayores, a una camilla, después un cubículo y finalmente, una cama que ha de “liberar” lo antes posible para que otra persona pueda ocuparla.
El actor, que ha vivido en primera persona lo que es estar ingresado en plena crisis del coronavirus, hace un llamamiento a la población, para que no permitamos que trabajen en las condiciones en que lo hacen y, sobre todo, que nos quedemos en casa.
Ahora bien, Ulloa no solo describe cómo fue su ingreso. De hecho, la mayor parte del vídeo son agradecimientos y pensamientos positivos y de ánimo para afrontar lo que está por venir.
Lecciones de vida
Solo unos días antes de ser ingresado, el actor reflexionaba y compartía con todos sus seguidores un pensamiento acerca de la pandemia y de la lección que podíamos sacar cuando todo esto acabe: “¿Y si en lugar de buscar culpables pensamos en qué podemos aprender de todo esto? Que un organismo tan insignificante consiga doblegar a todo un planeta es la mayor de las lecciones de humildad, una lección que veníamos pidiendo a gritos. âªMiro a mis hijos y me siento mal por ellos, pero a la vez son ellos quienes me dan templanza. Ellos observan, procesan y se adaptan. La lección está servida”