La vida de George Clooney (Capítulo 3): Llegó a pensar en suicidarse tras una grave lesión
El actor no triunfó hasta la madurez, cuando su carrera adquirió una velocidad de vértigo
Está demostrado que para triunfar en Hollywood no sólo hace falta talento y un rostro bonito, a veces es necesario un golpe de suerte y otras, como en el caso de George Clooney, una alta dosis de cabezonería e insistencia. Durante 12 años sobrevivió a base de desilusiones y rechazos, combinando pequeños papeles en televisión con trabajos mal pagados. Pero, por fin, en 1994, cuando ya había cumplido los 33 años, su suerte cambió. Convertirse en médico en la serie "Urgencias" fue la mejor medicina para su ego y para volver a creer que triunfar en la industria era posible. George enamoró a medio mundo interpretando al pediatra Doug Ross en esa serie de la NBC, que duró 15 años y llegó a ganar 23 premios Grammy. Sin embargo, sólo vistió la bata blanca un lustro, pues la fama y la repercusión que le dio esta ficción provocaron que su teléfono comenzara a sonar para hacer realidad su sueño de triunfar en el cine.
Su e?xito en la pantalla disparo? su atractivo
Uno de los primeros que lo llamó fue Quentin Tarantino, que lo había rechazado años antes, para que protagonizara "Abierto hasta el amanecer". Ya no había quien lo parara, así que una tras otra se fueron sumando a su currículum grandes producciones como "Batman y Robin", "La delgada línea roja", "Tres Reyes", "La tormenta perfecta", "Ocean’s Eleven"..., donde Brad Pitt y él no sólo se reconciliaron, sino que se hicieron grandes amigos y socios.
Lejos quedaron los tiempos en los que Clooney dormía en un plegatín y cargaba sacos de cemento mientras estudiaba interpretación en la Beverly Hills Playhouse. A sus 35 años, era inmensamente rico, había comprado por 2,2 millones de dólares una mansión en Studio City y tenía una colección de motos y coches. Y, por supuesto, empezó a acumular conquistas y romances. Se dice que las modelos Cindy Crawford y Elle MacPherson, las actrices Cameron Diaz, Lucy Liu, Courtney Cox, Renée Zellweger, Krista Allen y Kimberly Russell pasaron por sus brazos, aunque también lo hizo alguna desconocida como Céline Balitran, una camarera y estudiante de derecho de 23 años a la que conoció en París y que lo dejó todo para irse a Los Ángeles con él.
Tras su primer divorcio, él ya había avisado que jamás volvería a casarse, pero muchos no le creyeron, y Michelle Pfeiffer y Nicole Kidman se apostaron 10.000 dólares con él a que sería padre antes de los 40. Las chicas perdieron, pues ni se casó ni tuvo ningún hijo, ni legítimo ni ilegítimo.
Punciones diarias y un dolor ago?nico
Lejos de sentir algo de crisis, llegados a los 40 no sólo tenía éxito, dinero, mucho trabajo y una larga lista de romances, sino que empezó a explorar otras facetas profesionales, como la dirección y producción, y a recoger premios sin parar. En el 2000 consiguió su primer Globo de Oro por "Oh Brother!"; con 42 años, dirigió su primera película, "Confesiones de una mente peligrosa"; y, en el 2005, fue el gran protagonista de la Gala de los Oscar, pues obtuvo dos nominaciones: Mejor Director y Mejor Guión Original por "Buenas noches y buena suerte", y ganó su primer Oscar, como Mejor Actor de Reparto por su papel en "Syriana", una película que le salió bien cara en el terreno personal.
Poco habla de ello el de Kentucky, pero durante el rodaje de una escena de tortura, acabó de bruces contra el suelo. Como consecuencia, además de sentir un intenso dolor y de oír un agudo pitido, perdió la visión. Inmediatamente fue trasladado en jet privado de Marruecos a Los Ángeles, donde tras tres días de pruebas, el neurólogo y hermano de Lisa Kudrow descubrió que perdía el líquido cefalorraquídeo. Sometido a punciones lumbares diarias y con un dolor agónico, Clooney estuvo inmovilizado en la cama más de tres meses, en los que, según confiesa, llegó a pensar en quitarse la vida. Tras una complicada operación y mucha morfina, mejoró, pero desde entonces convive con un dolor que aparece cuando menos se lo espera.
Compromiso social
Superado aquel incidente, Clooney retomó sus ganas de trabajar y su espíritu solidario, poniendo en marcha distintas acciones sociales. De hecho, en el 2005, antes del accidente, viajó con su padre hasta Darfur para ver de cerca el conflicto que allí se vivía y grabar un reportaje para concienciar a la opinión pública sobre la tragedia que vivía la población de Sudán, sometidos a la pobreza, el hambre y la guerra.
Sus actividades humanitarias le valieron el Premio de la Paz de la UNESCO en el año 2007 y el nombramiento de mensajero de la Paz de la ONU, un año después. Clooney fundó con sus amigos Matt Damon, Brad Pitt y Don Cheadle la oenegé "Not on our watch" –"No ante nuestro ojos"–, llegando a recaudar la impresionante suma de 11 millones de euros para ayudar a los refugiados de Darfur. Siempre muy implicado también en la vida política norteamericana, en el 2012 organizó una cena en su casa de los Ángeles para recaudar fondos a favor de la candidatura de Barack Obama y consiguió más de 12 millones de euros.
Su ascenso social y profesional era imparable. Volvió a estar nominado como Mejor Actor en el 2007 por "Michael Clayton"; en el 2009, por "Up in the Air"; y en el 2012, su nombre estaba en tres categorías por "Los idus de marzo", aunque se llevó el Globo de Oro por protagonizar "Los descendientes" y, al año siguiente, recogió el Oscar a la Mejor Película por "Argo".
Pasaban los años y Clooney, coronado como "Hombre más sexy del mundo", seguía sumando éxito, fortuna y romances. Con la presentadora Lisa Snowdon mantuvo una relación intermitente de 5 años; con la camarera Sarah Larson , estuvo uno; con la italiana Elisabetta Canalis, dos; y con la exluchadora profesional Stacy Keibler, otros dos.
Se rumoreaba que era homosexual
Su falta de compromiso se hizo mítica y disparó unos rumores de homosexualidad que él se tomaba a guasa. Se llegó a decir que mantuvo durante dos décadas un romance con Waldo Sánchez, su gran amigo y estilista personal, pero que jamás lo reconoció porque quería hacer política.
Es cierto que Waldo es muy importante en su vida, pues forma parte de los "buddies", su inseparable pandilla. Amigos desde hace más de treinta años, George suele verlos cada semana para jugar al baloncesto, disfrutar de barbacoas y ¡hasta hacer guerras de pedos! "George es la clase personificada, pero en su fuero interno tiene 12 años" , ha dicho de él Brad Pitt.
Sus colegas son para él sagrados, pues recuerda que muchos lo ayudaron cuando no tenía donde caerse muerto. Ha llegado a fletar un avión privado para que todos pudiesen asistir al funeral del padre de uno de ellos, el actor Richard Kind, y en el 2013, le regaló a cada uno un maletín con un millón de dólares, pues varios lo estaban pasando realmente mal. Poco sabía Clooney que la bondad siempre te vuelve y que, a sus 52 años, su vida cambiaría radicalmente.