Virginia Troconis se sincera sobre su difícil relación con la comida
La modelo venezolana reconoce que ha seguido dietas ilógicas y que, por suerte, aprendió a tener una buena relación con la comida
La esposa de Manuel Díaz ha sido y sigue siendo una buena influencia para el diestro.
La mujer de Manuel Díaz, el Cordobés, Virginia Troconis, acaba de escribir, junto al nutricionista Pablo Ojeda, un libro que se titula 'Comida, vamos a llevarnos bien' (Planeta), y es una guía que nos enseña a mejorar nuestra relación con los alimentos.
"Todavía hoy en día son muchas las personas que tienen problemas con la alimentación, tienen demonizada la palabra 'comida' o usan mal la palabra 'dieta'. Nosotros queremos romper todos esos mitos. Yo no soy escritora ni nutricionista, pero si puedo ayudar a alguien me doy por satisfecha", nos cuenta Virginia en la presentación de su libro.
Virginia, presumiendo de tipazo a sus 42 años:
"He cometido muchas locuras con la comida"
PRONTO: ¿Cómo era tu relación con la comida de joven?
VIRGINIA TROCONIS: He cometido muchas locuras. Piensa que, en España, la operación biquini empieza en enero o febrero, pero en Venezuela es verano todo el año, así que vas a la playa todos los fines de semana. Y hacía cosas mal, como estar tres noches sin cenar para estar perfecta el sábado y el domingo. Algo ilógico. Con los años aprendí a tener una relación sana con la comida.
P.: ¿Cómo lo has hecho?
V. T.: He aprendido que hay 200 factores que influyen en la subida y bajada de peso, y la comida es sólo uno de ellos. Hay factores emocionales, psicológicos, hormonales, el descanso, el estrés…
“Nunca he caído en un trastorno alimentario”
P.: ¿Nunca se te ha ido de las manos el tema de querer controlar tu peso?
V. T.: No, nunca, he tenido un trastorno alimentario. ¿Sabes algo bueno? Que en Venezuela siempre se hace mucho deporte, y yo lo practico desde joven. No lo hago por obligación sino para sentirme bien.
P.: Entre Manuel y tú, ¿quién ha sido mejor influencia en cuanto a hábitos saludables?
V. T.: Definitivamente, yo. Cuando llegué, él siempre desayunaba un café con dos cucharadas de azúcar y una magdalena. Ahora, aunque se queja de mi zumo verde, ¡le encanta!
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