Hace unos días, Jennifer Gates, la hija mayor de Bill Gates, anunció su compromiso con el jinete egipcio Nayel Nassar. Su enlace le ha recordado a nuestro colaborador, Jaime Peñafiel, a una serie de jóvenes tan poderosas como Jennifer que se enamoraron a partir de su pasión por la hípica.
Empezando, “como no podía ser de otro modo, por Elena de Borbón y Luis Astolfi, un apuesto jinete sevillano que participó en cuatro Juegos olímpicos y que, sin duda, puede considerarse el amor de juventud de la infanta y también su gran pasión entre 1986 y 1989”.
La infanta y el jinete sevillano, cabalgando juntos en el Rocío Chico de Almonte (Huelva) en septiembre de 1986.
Pero la cosa cambió en 1990, cuando “Astolfi contrajo matrimonio con Isabel Flórez, de la que se separó sólo dos años después. Ya en el 2013, y con motivo del funeral por el padre de Luis, Elena de Borbón y el jinete volvieron a reencontrarse”. Reanudaron entonces las relaciones, eso sí, de una manera muy discreta, “aunque coincidieran públicamente en concursos, como aquel de Sevilla donde se hospedaron en un discreto hotel, el Marriot próximo al campo del Betis”.
Así pues, concluye Peñafiel, “lo de la infanta y Astolfi es la historia de un romance nunca reconocido oficialmente, pero que existió. ¡Vaya si existió!”.
Jaime destaca también la historia de Marta Ortega, una de las jóvenes más ricas del mundo por ser hija de Amancio Ortega, quien “tampoco fue feliz con el jinete Sergio Álvarez, con quien se casó el 18 de febrero de 2012”. En aquel entonces, su suegro le había comprado, “a petición de Marta, un caballo de 3 millones de euros y, cuando se divorciaron, dos años más tarde, ella se quedó con el hijo habido en el matrimonio y el caballo Carlo 273, que se había adquirido a su nombre”.