Camilla: los 75 años de la compañera de vida de Carlos de Inglaterra
La duquesa de Cornualles es para su esposo como la roca que fue Felipe de Edimburgo para la reina Isabel
Camilla, que cumple 75 años el 17 de julio, con Carlos, con quien se casó en el 2005.
Carlos y Camilla se conocieron en los años 70 y, a pesar de que los dos tomaron caminos separados y se casaron, al cabo de un tiempo volvieron a estar juntos y se lanzaron a vivir un amor clandestino que ha superado todos los obstáculos que el destino les ha puesto por delante.
Va a ser un buen año para la duquesa de Cornualles. Su 75º aniversario, el 17 de julio, llega en uno de los mejores momentos de su vida. Y es que sólo han pasado cinco meses desde que la reina Isabel dijo aquello de “es mi más sincero deseo que, cuando llegue el momento, Camilla sea la reina consorte”, y apenas un mes desde que su suegra le impuso la Nobilísima Orden de la Jarretera.
Y nada de esto es baladí. Porque hasta ahora, la duquesa había navegado por aguas turbulentas, sin saber muy bien cuál sería su destino en la Familia Real. No hay que olvidar que fue la amante secreta de Carlos durante los años 80, cuando él estaba casado con Diana de Gales y ella con Andrew Parker-Bowles, padre de sus dos hijos; que aguantó y sobrevivió a los ataques de la prensa británica tras el divorcio del príncipe y su esposa, y que ha sido la primera persona divorciada que se ha casado con un heredero británico, algo muy criticado y mal visto desde los sectores más reaccionarios de la sociedad inglesa.
Aunque le ha costado, la Duquesa se ha ganado el cariño de los británicos:
Camilla Parker ha dejado de ser la mala de la película
Ahora, alcanza los 75 años habiendo construido una más que sólida relación con Carlos, una de las más apasionadas y tormentosas historias de amor de las últimas décadas, y consolidando también su papel –ya no es la mala de la película– dentro de Buckingham, gracias a su carisma, su sentido del humor, su humildad, su capacidad de trabajo y su coraje para salir adelante, siendo la roca, y muchas veces la tabla de salvación, en la que el hijo de Isabel II se ha apoyado durante todos estos años, a pesar de los golpes que ha recibido.
“He sido juzgada durante tanto tiempo, que no ha sido fácil”, reconoce en una entrevista reciente. “He aprendido a vivir con eso, pero a nadie le gusta que le critiquen todo el tiempo”, añadió, antes de comentar que ella ha sabido salir adelante.
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