Carlos III echa de menos a su hijo Harry
Cansado de las disputas familiares, el rey, cuyas prioridades parecen haber cambiado a causa del cáncer, está dispuesto a firmar la paz con su hijo
Carlos y el abad ortodoxo Ephraim.
Es bien sabido que, igual que su madre, Carlos es una persona de fe, un rasgo que choca con algunos aspectos de su vida personal, como su polémico matrimonio con Lady Di, repleto de engaños, y el actual distanciamiento de su hijo. Pero su interés por las religiones le ha permitido reconciliarse con su pasado y afrontar en paz los nuevos retos de su vida.
No sólo va a misa y visita el monasterio ortodoxo de Vatopedi, en Grecia, donde ha viajado varias veces tras el diagnóstico de cáncer para conversar con el abad Ephraim, sino que también tiene buena relación con los líderes de todas las confesiones que se practican en Gran Bretaña.
Carlos con el arzobispo de Canterbury.
Por eso, aunque es el jefe de la iglesia anglicana y amigo del arzobispo de Canterbury, nunca ha dudado en pedir consejo en temas de fe cuando lo ha necesitado, hasta el punto de contar con un grupo de asesores para reflexionar acerca de lo divino y lo humano. Y, según el 'Daily Mail', en esta época de tribulaciones y cambios en la vida del monarca, a quien la enfermedad le ha hecho replantearse sus prioridades, ellos son quienes, tras encuentros, discusiones, charlas y examinar en profundidad la naturaleza del perdón, le han alentado a hacer las paces con su hijo pequeño, el príncipe Harry. Para ello, tendrá que dejar de lado su cólera por los hirientes comentarios públicos contra los Windsor, en forma de libro y documental, que ha hecho su hijo desde que decidió abandonar el redil de la monarquía.
La puerta siempre estará abierta para Harry y su familia
El rey y el duque esperan poder repetir pronto esta imagen.
Es bien sabido que Carlos no lleva bien esta separación de su segundo hijo y el hecho de no poder ver a sus nietos, Archie y Lilibet, desde hace dos años. "Echa de menos al príncipe, su hijo más querido, y el vínculo que tenían, y desea recuperarlo, incluso si él y Meghan no quieren regresar a la vida oficial. La puerta siempre estará abierta para Harry y su familia porque no quiere que la discordia familiar empañe su reinado", cuentan fuentes cercanas al soberano, cuyo estado de salud sigue preocupando a causa de la apretada agenda oficial que ha mantenido en los últimos meses, desoyendo los consejos médicos, a pesar de su enfermedad. Cuentan que, antes de sus vacaciones, cuando llegaba a casa "se desplomaba, agotado, en el sofá".
En este sentido su estancia veraniega en Balmoral está siendo un bálsamo para su salud. Él y Camilla han decidido alojarse, no en el castillo con el resto de la familia, sino en la residencia de Birkhall, dentro de la propiedad, para estar más tranquilos. El rey, de 75 años, pasa sus días en esta mansión recargando las pilas y relajándose. "Duerme mucho, lee, escribe, pinta y trabaja en el jardín. Siempre le ha gustado calzarse unas botas y pasar tiempo al aire libre; es su lugar favorito", dicen.
Harry y Meghan con sus hijos, Archie y Lilibet, a quienes Carlos quiere poder ver de nuevo.
En cuanto al príncipe Harry, que no se ha vuelto a reunir con su padre desde que viajó a Inglaterra en febrero tras enterarse de su enfermedad, ha intentado un par de veces un acercamiento sin éxito. No obstante, estos días ha tomado una decisión que se interpreta como un gesto de buena voluntad para lograr la reconciliación con su padre y con su hermano, Guillermo, que, de momento, no quiere ni oír hablar de él.
Lady Di habría mantenido a sus hijos unidos
Diana con sus hijos, a quienes enseñó la importancia de la empatía y la solidaridad.
En la edición de bolsillo de sus memorias, 'En la sombra', el duque de Sussex ha renunciado a revisar el texto y añadir más episodios dramáticos de su vida, que habrían supuesto otro dolor de cabeza para los Windsor. El príncipe no quiere echar más leña al fuego. Como dice la experta en realeza Jennie Bond, "pretende seguir adelante. Ya ha explicado su versión, ha desahogado su ira y ha afrontado las consecuencias".
Seguro que su difunta madre, Diana de Gales, estaría de acuerdo con esta decisión. Es más, de estar viva ya habría encontrado la manera de solucionar los problemas de Harry con Guillermo y su padre. Dicen quienes la conocían bien que Lady Di, de cuya muerte se han cumplido 27 años el 31 de agosto, habría aprobado el cambio de vida de los duques de Sussex. Claro que también habría sabido tender puentes entre sus hijos evitando que su relación se deteriorara hasta el extremo de no hablarse.
La preocupación de Diana por proteger a los príncipes de los dramas de su matrimonio con Carlos y la frialdad de los Windsor, y por inculcarles la importancia de la empatía y la solidaridad, habrían impedido que Guillermo y Harry se olvidaran de todo lo que han compartido y del legado de amor que les dejó su madre, la princesa del pueblo y la irrepetible reina de sus corazones.