Isabel II despide a su gran amor
Toda la familia la arropa en este triste momento y ha querido recordar la arrolladora figura del duque de Edimburgo
Una inmensa pena oprime el anciano corazón de la Reina de Inglaterra. Su compañero, su roca, su amor durante más de 70 años, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, falleció el pasado 9 de abril a los 99 años en el castillo de Windsor.
Monarca de la vieja escuela, Isabel II no es dada a demostrar públicamente sus emociones, pero eso no evita que esté pasando por uno de los peores momentos de su larga vida y que el sábado 17, durante su funeral, haya necesitado más que nunca el apoyo y el consuelo de su familia.
“Tenemos una deuda con él mayor de la que jamás reclamaría”
“Él ha sido, sencillamente, mi principal fuerza y estabilidad en todos estos años. Yo, y toda su familia, y éste y muchos otros países, tenemos con él una deuda mayor de la que jamás reclamaría, o que nunca sabremos”, dijo la soberana con motivo de sus bodas de oro, en 1997. Ahora no se ha pronunciado, todavía, y han sido sus hijos y nietos quienes han recordado la peculiar figura de quien fue su marido.
“Mi querido papá era una persona muy especial, y creo que, por encima de todo, se habría asombrado por la reacción y las cosas conmovedoras que se han dicho de él”, comentó el príncipe Carlos. “Nunca agradeceré lo suficiente los recuerdos especiales que mis hijos siempre tendrán de su bisabuelo, viniendo a recogerlos en su carruaje y siendo testigos de su contagioso sentido de la aventura y su travieso sentido del humor”, escribió Guillermo y, en esa misma línea, su hermano, Harry, dijo: ”Él era mi abuelo: maestro de la barbacoa, leyenda de las bromas y pícaro hasta el final”.
Isabel II y el duque de Edimburgo en una imagen tomada por Annie Leibovitz en 2016:
Reencuentro de la Familia Real inglesa con la ausencia de Meghan Markle
Los hijos de Lady Di llevaban sin verse más de un año, desde que Harry y Meghan renunciaron a ser miembros de primer grado de la Familia Real y se mudaron a América.
Según ha trascendido, aunque el duque de Sussex llegó a Londres el 12 de abril y se alojó en el Palacio de Kensington, residencia de su hermano, tuvo que estar confinado hasta el funeral por lo que sólo habló con él por teléfono, por lo que se sospechaba que el ambiente en las exequias de su abuelo sería de lo más tenso.
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