Kate Middleton: cómo la ayudan sus hijos a superar su grave enfermedad
Este verano, la Princesa, que ya ha terminado su tratamiento contra el cáncer, ha aparecido esporádicamente en público con los niños

Kate Middleton.
"Nunca ha llovido que no escampara", dice un popular refrán gallego y así lo está comprobando la Princesa de Gales, de 42 años, que este verano ha empezado a ver la luz del sol tras los meses plomizos y hasta tormentosos que sucedieron a su diagnóstico de cáncer.

La nuera mayor del rey Carlos lleva desde el pasado mes de marzo centrada en recuperarse y en que sus tres hijos –George, de 11 años; Charlotte, de 9, y Louis, de 6– sobrelleven esta etapa tan dura para toda la familia de la mejor manera posible. Ese esfuerzo, en el que ha contado con la total complicidad de su marido, el príncipe Guillermo, ha tenido su recompensa, ya que el amor, el cariño y la vitalidad de los niños están siendo la mejor de las medicinas para ella.
Sigue teniendo días malos, pero saca fuerzas por ellos

Como muestran estas imágenes de archivo, los Príncipes de Gales son unos padres amorosos y divertidos.

Por eso, Kate ha querido disfrutar al máximo de los pequeños apurando el verano hasta que comenzaron el curso el pasado 4 de septiembre en la escuela de Lambrook, de Windsor. Eso sí, sus actividades veraniegas estuvieron siempre condicionadas por su salud, pues no olvidemos que todavía no había finalizado su tratamiento y, como ella misma explicó, en la lucha contra la enfermedad hay días buenos y días malos.

Kate, pendiente de su hija.
Aun así, la esposa de Guillermo ha dejado admirados a todos con su fuerza de voluntad y su espíritu. La primera sorpresa fue su aparición en el desfile del Trooping the Colour el 15 de junio. Era su primer evento oficial tras su diagnóstico, pero lejos de querer acaparar la atención, estuvo muy pendiente de sus niños, que le hicieron ese momento más llevadero con su espontaneidad.

En sus dos únicas apariciones oficiales desde su diagnóstico, ha estado muy pendiente de sus hijos.
También acompañada por su hija Charlotte, Kate asistió a la final de Wimbledon para hacer entrega del trofeo del famoso torneo de tenis a Carlos Alcaraz, pero, desde entonces, no ha participado en ningún compromiso oficial. Eso no significa que la exduquesa de Cambridge se haya quedado encerrada en Adelaide Cottage, la casa que su familia y ella disfrutan en las proximidades del Castillo de Windsor, ni tampoco en su residencia de verano, Anmer Hall, en Norfolk.

Guillermo con sus hijos en la playa.
Por ejemplo, a 24 minutos en coche de allí, Kate disfrutó con los peques del típico pescado rebozado con patatas fritas en un local playero llamado Eric’s Fish and Chip Shop. "Me quedé atónito cuando los vi –contó otro parroquiano–. Hemos sido clientes habituales de Eric’s durante tiempo. Es fantástico ver que ahora es oficialmente 'apto para la realeza'".

El local playero en el que disfrutaron del típico "fish and chips".
Juegos infantiles

Kate con una cámara fotográfica
Días después, y esta vez también con Guillermo, acudieron al Gone Wild Fest –Festival Volverse Salvaje– también en Norfolk, que consiste en una gran acampada con actividades y conciertos para niños y padres. Los Príncipes no se quedaron a dormir, pero disfrutaron al máximo de los juegos, como la batalla con pistolas de proyectiles de goma en la que, según los testigos, Louis y Kate lo dieron todo tirándose por el suelo para protegerse y disparar si era necesario.

En esta imagen, parte de la acampada del Gone Wild Festival.

Ahora que los niños han vuelto al cole, Kate puede dedicar tiempo a sus hobbies, como la fotografía, la cocina, la jardinería...
Mucho más tranquilos, un par de días después, los cinco se unieron al rey Carlos, que también se recupera de un cáncer, y acudieron a misa con toda la familia en la iglesia de Crathie Kirk, cercana al castillo de Balmoral (Escocia) donde el monarca pasa el verano. Con seguridad, toda la familia rezó unida por la recuperación del monarca y la princesa por su bien y el de sus niños.