Jaime Peñafiel analiza los mejores diseños que han llevado Cayetana De Alba y su familia
El palacio de Liria acoge una exposición que muestra la influencia de esta familia en el mundo del diseño, destacando la figura de Eugenia de Montijo, auténtica "influencer" ya en el siglo XIX
Las maletas de Louis Vuitton de la emperatriz de Francia
Una de las salas de la exposición.
Un ejemplo de esta relación tan cercana fue la presentación que se hizo en los salones de este palacio, en 1959, de una colección de Yves Saint Laurent. "El desfile contó con 14 modelos francesas y reunió a más de 2.000 personas", explicó en la inauguración Eloy Martínez de la Pera.
Durante mi visita a Liria, residencia que conozco muy bien, ya que en ella no sólo me recibió infinidad de veces Cayetana, sino que acudí muchas mañanas a desayunar con Jesús Aguirre (constatando que no compartían habitualmente el mismo dormitorio), me maravillé ante los tesoros de alta costura que hay expuestos, que recorren dos siglos de historia y nos hablan de cómo, desde el siglo XIX, los duques de Alba –igual que toda la aristocracia– han estado vinculados al mundo de la alta costura.
En los armarios de la Casa de Alba hay diseños de nombres tan consagrados como Dior, Balenciaga, Pertegaz y Charles Frederick Worth, el creador de la alta costura. Éste último vistió a una de las figuras más fascinantes del siglo XIX, mi paisana Eugenia de Montijo, que era hermana de María Francisca de Sales, que estaba casada con el XV duque de Alba.
Dicen de Eugenia de Montijo, de quien en esta exposición pude ver el velo de su boda con el emperador Napoleón III en Notre-Dame de París, el 30 de enero de 1853, que fue la primera influencer. Ella llevó los volantes, las mantillas y el encaje a Francia y, entre sus seguidoras más fervientes, estaba Todd Lincoln, la esposa del presidente de EEUU Abraham Lincoln.
"Exigía a su embajador que le informara de lo último que había sacado la emperatriz, para reproducirlo con sus modistas", contó Lorenzo Caprile. Eugenia le pidió a su diseñador de cabecera que le confeccionara 100 trajes para ir a la inauguración del canal de Suez y a Louis Vuitton que le hiciera las maletas.
Desde trajes de novia hasta un bolero
Cayetana de Alba se casó con Luis Martínez de Irujo en 1947.
He de decir que, cuando regreso a Granada de cuando en cuando, me gusta detenerme en el número 12 de la calle de Gracia, hoy un edificio de viviendas en cuya fachada hay una pequeña placa con la inscripción: "En este lugar estuvo el palacio de Eugenia de Montijo, construido en el siglo XVI e incendiado y demolido en 1969".
Pero vuelvo a la exposición, que tras repasar el siglo XIX, entra de lleno en el XX, en el que destaca otra gran mujer, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, que murió en el 2014. De ella se expone, entre otros modelos, el de su primera boda, con Luis Martínez de Irujo, el 12 de octubre de 1947, en la catedral de Sevilla.
Es un vestido de raso natural, con encaje de Bruselas del siglo XVIII, ajustado en cintura y con falda muy voluminosa, confeccionado por Flora Villarreal, una diseñadora local.
Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, el día de su enlace, en 1998.
No falta en las salas de esta muestra el traje de novia, de Emanuel Ungaro, que llevó Eugenia Martínez de Irujo en su enlace con Fran Rivera hace ahora 25 años, el 23 de octubre de 1998; ni el que lució Sofía Palazuelo, en octubre del 2018, en su boda con el duque de Huéscar, Fernando Fitz-James Stuart y Solís, que creó su tía Teresa Palazuelo, una de las grandes referentes de la moda nupcial y que, tristemente, falleció el año pasado.
Una de las prendas que más destacan en la exposición es un bolero (o torera) que Lorenzo Caprile confeccionó para Cayetana Rivera Martínez de Irujo, hija de Eugenia y Fran Rivera. "Es también una manera de homenajear a Eugenia de Montijo, que fue abanderada de esta prenda y la puso de moda en Francia", explica el modisto.