Jaime Peñafiel nos cuenta sus vacaciones con famosos más glamourosas
Hubo una época en que mis veranos se centraban en Baleares y la Costa del Sol, donde solía encontrarme con reyes y princesas y millonarios y estrellas
A lo largo de mi vida profesional y personal, en la década de los 70 y 80, mis vacaciones estivales se repartían entre Marbella y Palma de Mallorca. La capital balear se puso de moda por la presencia en Marivent de la Familia Real española, que atraía a invitados con pedigrí político y real. Por allí pasaron Ana María y Constantino de Grecia, la emperatriz Farah y personalidades como los Clinton y Mijail Gorbachov, que disfrutaban de excursiones a bordo del "Fortuna", el yate de don Juan Carlos.
Pero nadie estuvo tantas veces como los príncipes de Gales, Carlos y Diana, que viajaron a la isla en cuatro ocasiones, mostrando la tensa situación que vivían. Hubo una quinta visita de la princesa, sola, un año antes de morir, en junio 1996. En esa ocasión, fue invitada a Deià por Richard Branson, dueño de Virgin y propietario del lujoso hotel La Residencia. La princesa, que iba a firmar su divorcio de Carlos dos meses después, paseó su tristeza por la isla, despidiéndose de esa manera de su polémico matrimonio con el actual Carlos III.
Además de don Juan Carlos y doña Sofía, hay otra anfitriona inolvidable en las noches estivales de Palma. Me refiero a Cristina Macaya, que convirtió Mallorca en el mejor destino para la alta sociedad hasta su muerte, a los 77 años, el pasado 2 de marzo. Por su finca de Es Canyar pasaron Bill Clinton, Felipe González, los príncipes de Kent, los de Mónaco, Michael Douglas y, por supuesto, el rey Juan Carlos.
La Marbella que yo conocí
De la Marbella que yo conocí hace 50 años queda poco. Tal vez sólo permanece el recuerdo de Ricardo Soriano, el marqués de Ivanrey, que construyó el primer complejo hotelero de la Costa del Sol. Tuve ocasión de conocerle en su casa marbellí de Puente Romano, donde me mostró su colección de vello púbico de sus examantes, que conservaba en pequeños tarritos de cristal etiquetados con los nombres de cada una. Un "hobby" que llamó la atención del director de cine García Berlanga, que lo incluyó en su película ‘La escopeta nacional’.
En Marbella "reinaba" por méritos propios el príncipe Alfonso de Hohenlohe, a quien debo algunas de mis exclusivas. No sólo era mi amigo, sino la persona que inventó la "jet-set" y llenó la Costa del Sol de millonarios, estrellas de Hollywood y artistas y construyó el famoso Marbella Club. Como yo me hospedaba en él, me era fácil enterarme de quien llegaba. Alfonso me informaba y, gracias a su colaboración, pude realizar la exclusiva de la entonces actriz más célebre del mundo, Audrey Hepburn.
Después de una llamada de amigo informándome del día, la hora y el lugar en el que bajaría a la playa, fui testigo de una bronca monumental entre ella y su marido, Mel Ferrer, que la zarandeó violentamente en medio de una discusión.
Aparte de Alfonso, mi gran amigo el conde Francesco Perlac, director del mítico Hotel Meliá don Pepe, era otro de los reyes de Marbella. En su establecimiento se alojaron Juan Carlos y Sofía, la reina Fabiola y monarcas de la canción como Lola Flores, Rocío Jurado y Raphael, así como, el 18 de mayo de 1970, los invitados a la inauguración de Puerto Banús, el fondeadero deportivo más famoso de Europa, con permiso de Montecarlo y Capri. En aquel estreno, estuvieron Grace y Rainiero de Mónaco, el príncipe Karim Aga Khan, el doctor Christiaan Barnard, que acababa de realizar el primer trasplante de corazón de la historia, y la duquesa de Alba, que vieron la actuación de un Julio Iglesias que, poco antes, había cantado en Eurovisión ‘Gwendolyne’.
El "topless" de Liz Taylor
Otro momento de los veranos marbellís que permanece en mi memoria tuvo lugar el 22 de julio de 1985. Fue la fiesta del 50º cumpleaños del entonces hombre más rico del mundo, Adnan Khashoggi, que amasó una inmensa fortuna, según se contaba, como traficante de armas. Entre los 400 asistentes estaban Brooke Shields, Shirley Bassey, Sean Connery y Jaime de Mora, el organizador de la fiesta. Aquella noche, camareras con los pechos desnudos ofrecían cucharas soperas de caviar a los invitados mientras la esposa de Khashoggi, Lamia, recibía un collar de diamantes que llevaba puesto un ¡cachorro de león!
Un año después, la actriz Liz Taylor protagonizó otra historia marbellí. La intérprete, que vino por la inauguración de la discoteca Regine, fue fotografiada en "topless" en la terraza del Marbella Club. Aunque detuvieron al paparazi, Liz no se enfadó con él sino que se limitó a dar el visto bueno a las fotos.