Eran muchos los aficionados que esperaban con ansia el pasado 24 de marzo, el día en el que Jesulín de Ubrique volvía a vestirse de luces para torear en la plaza sevillana de Morón de la Frontera. El diestro no defraudó.
Entre los familiares que aplaudieron su faena desde las gradas también se encontraba su esposa, María José Campanario, visiblemente recuperada del último brote de la fibromialgia que sufrió a principios de mes.
La odontóloga vivió con intensidad el regreso a los ruedos de su marido Jesulín, quien tuvo un cariñoso gesto con ella durante la tarde al entregarle un ramo de flores. El público premió la romántica iniciativa del diestro con un aplauso.
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